ronaldo se convierte al capellismo

Por Alfredo Duro

Por extraño que a todos nos suene, así es como están las cosas. Capello ha obrado el milagro y ha conseguido capturar para la causa la última y más preciada pieza: Ronaldo. Desde hace varios días, el brasileño puede incluso lucir figura y palmito, músculo y fibra, gracia y guapeza. Y además, vuelve a ser futbolista. La culpa, por más que a muchos les duela, es de Capello, único inquisidor creíble de una estampa que en agosto invitaba al desecho y que ahora vuelve a imponer respeto y miedo en los campos de fútbol de todo el mundo. Ronaldo sonríe y recupera crédito, Capello sonríe y recupera un cañón envidiable en ataque, y yo, que he hecho público en repetidas ocasiones mi agnosticismo e incredulidad en la recuperación del mencionado Ronie sonrío y me digo que el fútbol es lo único que guarda un misterioso baúl en el que lo inverosímil se transforma en hechizo y fascinación. Especialmente si el que se cruza en el camino acaba siendo éste irrepetible especimen de gordito, mezcla de hechicero y nigromante que a todos nos termina cautivando con su seductora sonrisa y exclusivo disfrute.

Muchas cosas se han dicho sobre la capacidad de Ronaldo para seguir siendo un jugador decisivo e influyente. En algunos casos, como el mío, en tono despectivo y sin esperanza alguna de rehabilitación. En otros, con seguridad más profesionales y sensatos, dejando abiertos caminos de debate y reflexión. Lean:

Arrigo Sacchi: “Dios te ha dado tanto y tú aprovechas tan poco…”
Vicente Del Bosque: “A Ronaldo lo quieres como es, o dejas que se vaya”
Capello: “Es muy bueno, el mejor…. pero tiene que bajar más peso”

Como estamos en diciembre de 2006, yo me quedo con la última. Me valen las otras dos (todo lo de Vicente me vale y es ley), pero la más necesaria y útil en este momento es la de un Capello que ha hecho de la resurrección física y futbolística de Ronaldo una contribución al actual Real Madrid a la altura del espíritu competitivo y ganador que hoy se disfruta en la Casa Blanca.

Supongo que habrá quien busque en este inverosímil y asombroso desenlace vencedores y vencidos. Estéril y vano intento porque sólo ganan el Real Madrid y, por encima de todos, el propio Ronaldo. Saben todos los que han participado del examen de la situación, diagnósticos aparte que, lo menos beneficioso para el jugador eran precisamente la legión de aduladores que apartándose de rigores y responsabilidad se limitaban a revisar con nostalgia los efectos destructores que para los contrarios ha resultado en el pasado su sola presencia en los campos. El Ronaldo de la última temporada, y muy especialmente el de este verano resultaba una burlesca copia de lo que significa representar al Real Madrid. Ahora, por el contrario, no solo inspira confianza y compromiso sino que repara el daño causado a los que más le han defendido y él mismo había decepcionado. Es lo que tiene levantarse por la mañana, mirarse en el espejo y ver que eres guay, tenorio y fetén. ¡Cómetelos!

Duro ¿os suena?