Final del Mundial 2006. Zinedine ZIDANE se enfrenta a su último partido. Penalti más que riguroso que señala el argentino Lizondo. El colegiado le entrega el balón a Zizou. El astro francés, muy serio y chorreando sudor a los cinco minutos de partido, aguanta la mirada a Buffon. El Rey Sol del Fútbol no toma carrerilla, da tres pasos. Va a golpear, golpea... Y lanza una vaselina, sorpresiva, preciosa, eterna, un toque sutil, una caricia al balón que paraliza al mundo. Con Buffon batido, la pelota da en el larguero y besa el césped. ¡Qué maravilla! ¡Qué sangre fría! ¡Qué elegancia! ¡Qué morro, qué calidad y qué personalidad hay que tener para tirar un penalti así! Ya no existe más el penalti de Panenka. A partir del diez de julio se hablará del penalti de Zidane. Y Buffon se la guardará para la eternidad.
MaTA-dor
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Más allá de sutilezas y de la belleza del disparo, me parece desilusionante que Zidane se despidiese tirando de algo que no era suyo, que ya existía. Zidane tenía que haber tirado ese penalti con su sello, a su manera. El día que se jubile Bruce Springsteen espero que no haga una versión de los Rolling de una canción.
ResponderEliminarP.D.: Mientras escribía esto, Zidane ha tenido en sus piernas una volea como la de Glasgow. Hubiese sido el final perfecto.
¡Pero si casi lo falla!
ResponderEliminarsi lo llega a fallar....ayyyy. En mi opinión debió tirarlo a asegurar...pero bueno,el penalty le salió bien,lástima la ida de olla posterior...
ResponderEliminarmata, te dieron alineaciones? Fíjate. El árbitro se apellido Elizondo.
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