Exorcismo blanco en la conquista de Barcelona (Por Alfredo Duro)
¿OS SUENA?
Por Alfredo Duro
Si quedaba algún nostálgico de la perniciosa y dañina “época galáctica” que tantos estragos causó en el vestuario del Real Madrid, ya se habrá dado cuenta a estas alturas que el virus tomó hace tiempo el puente aéreo y se instaló en Barcelona para hacer del vestuario del Camp Nou su obra maestra. Nunca pudimos imaginar la capacidad del virus de mejorarse a sí mismo hasta alcanzar el grado de perfección que ha encontrado entre Ronaldinho y compañía, erigidos en actores impecables de una transformación sublime, que borda la irresponsabilidad y que eleva el abandono y la deslealtad a la categoría de lo mitológico. La realidad ha vuelto a superar la ficción. La lucha de egos ha roto en mil pedazos los códigos internos y la consecuencia más palpable es que el Madrid les ganó la liga de la temporada pasada en el nombre del entusiasmo y el compromiso y se la ganará este año con parecidas dosis de voluntad y un profundo sentido de la profesionalidad. Dicho queda.
El incontestable triunfo del Real Madrid en Barcelona sirve, además, para señalar la estación final de un tránsito que se hizo indispensable para recuperar los valores más tradicionales y respetados del madridismo; aquellos que han adornado de vigor y orgullo la leyenda blanca en tiempos en los que no era necesario explicar el significado de vestir esa camiseta. Desde hace tiempo el Real Madrid venía reclamando un cambio notable en la manera de entender esa mezcla de predisposición al sufrimiento e indomable espíritu ganador que siempre ha caracterizado a sus jugadores. Gente que no se resigna a perder partidos y que se levanta después de una caída para mirarse el escudo y comprender que al rival se le mira siempre a la cara para ganarle el partido y el respeto. Eso es lo que vuelve a ser el Madrid y eso es lo que le diferencia, entre otras muchas cosas, de esa casa en ruinas que ahora es el Barcelona. Los efectos de la posesión demoníaca que se apoderó del Real Madrid para hacerle perder títulos e identidad han dado lugar a un exorcismo que libera a los blancos del mundo de las tinieblas. Es en ese mundo perverso y devastador en el que el Barcelona se corrompe. Será largo y correrá la sangre. La ley del maligno.
Tan maligna como la mala baba de un buen número de ignorantes que, sin el menor sentido del ridículo, emprendieron una cruzada cómica para caricaturizar la llegada de Pepe al Real Madrid. Pasado el tiempo, y superada la ansiedad provocada por la lesión muscular sufrida el primer partido de liga, Pepe empieza a dar sensación de ser un jugador que, visto el rendimiento de otros, vale más de lo que costó. Una cosa es la comprensible sorpresa que a todos nos provocó el precio pagado por el Real Madrid y otra muy distinta la negación de las condiciones de un jugador que, y escrito está en este mismo lugar, reúne virtudes suficientes para convertirse en un central de época, hecho a medida de lo que necesita el futuro campeón de liga. Al tiempo.
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 5:58 p. m. | Enlace permanente