Sentimientos cruzados en Anfield (Por Mariano Aguilar)
firma invitada
Por Mariano Aguilar
Anfield estalló cuando el árbitro pitó el final. Yo me quedé mudo, quieto, pero no ciego. Fijé mi mirada en Cesc, en su cansancio, en su tristeza, en su caminar hacia los aficionados que se habían acercado para ganar y perdieron. Se cruzaba con los que pocos segundos antes habían sido sus enemigos, les saludaba, les abrazaba, les felicitaba sin dejar de mirar a los suyos, que envueltos en tristeza esperaban su gesto. Y lo hizo, llegando a su lado se paró, alzó sus brazos y desde su corazón les agradeció el apoyo que les había hecho llegar hasta la orilla donde un penalti les ahogó. Les aplaudió durante un rato, cuando se acabaron las pocas fuerzas que le quedaban, bajó los brazos y se fue al vestuario con la rabia del que no sabe perder y con el respeto del que sabe ganar. Sufrió y sufre, porque perder ese partido no es una derrota más, no es una derrota más caer en el mejor partido del año y mucho menos cuando lo has tenido a cinco minutos, y mucho menos cuando eres un ganador, y mucho menos cuando tienes la ilusión de los 20 años, y mucho menos cuando tienes 20 años. Le perdí de vista cuando salió del campo en el que a todos nos hubiese gustado estar. En ese momento miré a los demás, y vi a Fernando, sonreí, me alegré por él, disfruté del éxito de otro amigo. Ellos nunca olvidarán este partido. Yo jamás olvidaré mis sentimientos en la grada de Anfield. ¿Quién se acerca a un amigo que sonríe cuando ve a otro que llora?Otros artículos de Mariano Aguilar
Escrito por Matallanas | 7:50 p. m. | Enlace permanente