¡Que fiestón del Barça en Villa Aurelia!
croniquilla a vuela pluma de la celebración del barça en roma
No me apetecía nada ir a la fiesta. Tras la batalla campal de la zona mixta (¡no se podía trabajar!) de la final de Champions, después de la emoción de haber presenciado una nueva exhibición del Barça de época de Guardiola y de un día duro con madrugón (5 de la mañana) para ir a Roma, después de un susto con la policía porque casi nos detienen pensando que un miembro del equipo de trabajo de Guardiola era un reventa cuando me daba y le pagaba una entrada que le había encargado para un amigo (Manel Estiarte, un fenómeno deshizo el entuerto y todo quedó en una divertida anécdota vivida dentro del hotel de concentración del Barça), después de una guardia de tres horas en el Cavallieri Hilton para intentar, sin éxito, lógicamente, sacarle unas palabras a Ramón Calderón sobre que pensaba de la irrupción de la policía judicial en el Bernabéu por su más que irregular gestión en la presidencia, pues no me apetecía nada ir al fiestón que había montado el Barcelona para celebrar su triunfo en la Champions y la consecución de un triplete histórico. Pero Quim Domenech, compañero de Punto Radio y amigo reciente, pero seguro que duradero, me convenció al mostrarme la invitación personalizada de Laporta. Tardamos más de la cuenta en llegar porque Quim se dejó en el Olímpico de Roma su flamante Blackberry y, tras buscarla denodadamente un ratazo solo encontró la funda.
Tras el bajonazo que supone la pérdida de un aparatito de estos (es duro asimilarlo, ¡doy fe por experiencia!), nos fuimos para el sarao culé. Y allí nos plantamos en Villa Aurelia. Cuando llegamos había una buena liada en la puerta y no dejaban pasar ni con invitación ante el temor de una avalancha de los aficionados que se habían enterado del lugar de la celebración y no querían perdérsela. Piqué tuvo que salir a buscar a sus colegas. Luego saltaron los flashes cuando entró una chica negra que se parecía mucho a Naomi Campbel pero no tengo nada claro de que fuera la famosa modelo de color (¡a ver si alguien publica las fotos!), también hicieron fotos cuando llegó Javier Hidalgo, experto en fiestas, sean del Madrid, de los Stones, de Nanín o del Barça. El hijo del dueño de Air Europa y Viajes Halcón no tuvo problemas para que le abrieran la puerta metálica e imponente del palacio romano. Minutos después salió el Puyol auténtico (el de Crackovia, el programa de TV3 se acababa de ir vestido del Barça y perfectamente caracterizado como el capitán) para meter a sus amigos. Fue en ese momento cuando permitieron que entráramos los que teníamos invitación.
Y estaba muy bien montado. Como una boda por todo lo alto, con sus mesitas en el césped, su buffet desplegado en varias mesas, su iluminación azulgrana en las paredes del elegante palacio, sus cinco barras para que no te quedaras con sed, su pista de baile con la clásica, mítica y entrañable bola de espejitos, una pista de baile en la que una pantalla grande iba ofreciendo todos los goles, golazos la mayoría, del Barça esta temporada, y los familiares, amigos y los propios futbolistas se venían al ritmo al ritmo de la música según marcando goles y más goles en las imágenes.
Cuando llegamos ya se habían marchado Guardiola, mujer e hijos, y algún miembro de la plantilla. Por allí estaba Messi y su familia (deliciosa la tertulia futbolera que mantuvimos con Jorge, el padre de Leo, al que conocía mucho de conversaciones telefónicas, pero que ayer conocí en persona), Piqué flipando también con los goles, especialmente con su gol en el Bernabéu (parecía que tenía cogido el tiempo y siempre estaba delante de la pantalla cuando volvían a repetirlo), Puyol con sus Puyoles (todos con su camiseta original regalada por su tronco), Pinto, Pedrito... Y Juan Carlos Unzue que nos demostró lo que sabe de fútbol y lo gran entrenador que será, cuando se ponga y deje de ser preparador de porteros, en cuarto de hora de diálogo, salpicado con una anécdota reveladora. Sucedió la semana antes de la visita del Getafe al Camp Nou. Habían realizado un entrenamiento de ensueño en el Miniestadi. Fútbol de tiralíneas, golazos, tikitaka, arte puro en el manejo del balón. A la conclusión de la sesión, Unzué lo comentó con Pinto y el portero fue rotundo: "Si no se nos lesiona Messi, ganamos todo". "Eso es mucho decir, nadie lo ha hecho y estamos en noviembre", le contestó el preparador de porteros. "¡Ganamos todo fijo!" Y lo ganaron.
Joan Laporta, el mejor presidente de la historia del FC Barcelona con los números en la mano, estaba eufórico (cantó por Pavaroti en El Tirachinas sobre el césped del Olímpico de Roma) con su purazo, repartiendo abrazos a socis entregados (¡y hace menos de un año le pusieron una moción de censura!). Daba toda la sensación es que entre los trabajadores del club hay muy buen rollo. "¡Esto hay que disfrutarlo! El fútbol es efímero. Hace tres años estábamos igual de eufóricos y nos pegamos dos años sin ganar. No seremos conscientes de lo que hemos hecho hasta dentro de un tiempo", fue la reflexión generalizada de algún jugador, de algún directivo y de algún familiar en los corrillos que se montaban en la fiesta, en el fiestón por todo lo alto que montó el Barça en Villa Aurelia. Mereció la pena ir. ¡Gracias Quim!
Así cuenta Quim Domenech en Sportyou.es la fiesta de Villa Aurelia
la invitación de la fiesta
Escrito por Matallanas | 7:10 p. m. | Enlace permanente