Arbeloa y los disfrazados
¿Os suena?
Por Alfredo Duro
Bastó una lesión muscular de Alvaro Arbeloa para que, repentinamente, la mejor selección del momento y posiblemente de la historia, se desarmara hasta convertirse en un equipo vulgar, intrascendente, impersonal y muy, pero que muy vulnerable. Sí, un equipo que podría haber pasado durante la segunda parte del duelo ante los franceses como una especie de sparring mal pagado, con el objetivo de hacer que los bleu, otrora representantes de un fútbol especialmente envidiado, se convirtieran de nuevo en aquella grandeur que dominó el planeta futbolístico con un tal Zidane al frente. Bastó eso, lo de Arbeloa, y que Busquets dejara de ser pareja de baile de Xabi Alonso en el medio campo sin ningún recambio para esa zona, para que toda la legión de francotiradores atrincherados en el ventajismo estético de lo indemostrable quedaran en la más triste de las evidencias. Sin discurso ni capacidad ninguna para contestar su propio fracaso.
Durante la última Eurocopa, y en este comienzo de temporada, Arbeloa se ha convertido en el muñeco del pim pam pum favorito de aquellos que, lejos de reconocer las prestaciones tácticas y de solidario equilibrio que aportan jugadores como él, se refugian en la más solemne de las simplezas para llenarse la boca de jugones, tocones y figurone”. Todo ello en detrimento de jugadores que, como Arbeloa, han sido capaces de minimizar y reducir hasta el infinito a jugadores de primerísimo nivel. Jugadores que, como Ribery, olieron la sangre que dejó el reguero de la salida de Arbeloa del campo para construir la autopista más segura hasta el desangramiento de un campeón del mundo irreconocible. También porque, de repente, aquellos que desde el famoso partido contra Suiza en el Mundial de Sudáfrica se autoproclamaron como inquisidores del doble pivote, pudieron comprobar en sus carnes que lo de Busquets y Xabi Alonso no es, como ellos pretenden, un peaje tacaño traducido en renuncia. Es algo mucho más importante. Es la principal seña de identidad de España.
Los disfrazados de turno seguirán hablando de Xavi, Iniesta,
Cesc, Silva, Cazorla, Villa… Gente pequeña con una indiscutible inteligencia
para generar un fútbol diferente y, por momentos, indescifrable. Gente que ha
definido un estilo pero que depende de tipos como Xabi Alonso, como Busquets y,
muy especialmente, como Arbeloa, para mantener firme una idea que algunos se
empeñan desde siempre en simplificar a unos pocos. Como aquellos que han hecho
de esta cansina película del falso nueve una especie de acto de
fe contra cualquier otra creencia futbolística. La mía es que la segunda parte
contra Francia les quita a muchos el disfraz de poseedores de esa especie de
verdad absoluta con la que hemos acabado por despreciar hasta el aire que en la
selección nos permitía respirar. ¡Caretas fuera!
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 6:38 p. m. | Enlace permanente