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sábado, abril 12, 2008

Onore e rispetto al Getafe (Por Alfredo Duro)

¿os suena?

Por Alfredo Duro

Un amigo italiano me envía el mensaje que, a su vez, él recibió de un compatriota suyo a la finalización del partido. Mi amigo, inquebrantable seguidor del Lazio, y familiarizado con las inalienables frustraciones que el fútbol reparte con tanta arbitrariedad, lo recibe sin más, como una muestra de reconocimiento que, desde Italia, siente la necesidad de tomar partido. Un mensaje que tampoco me sirve de consuelo, pero que valoro especialmente por estar desprendido de la repentina fiebre nacional con la que acostumbramos a envolver la triste caída de los más humildes:

“Onore e rispetto non si gana con coppe e vittorie…
ma con sacrificio anima e lacrime …
Onore e rispetto al Getafe”


Pues sí. Honor y respeto para amortiguar las lágrimas y el dolor que siente el alma al comprobar lo inútil de tanto sacrificio. Con eso hay que conformarse después de ver como el Bayern Munich se beneficia ahora, como ya otros hicieron antes, de la escandalosa “normalidad” con la que los más humildes están condenados a acatar su miserable destino. Porque esa es la ley no escrita que de forma implacable se cruza en el camino de equipos como el Getafe, protagonistas efímeros de una épica caprichosa y mentirosa, que de manera cruel y destructora se niega a convertirse en un título.

Sí, honor y respeto al Getafe, que nos hace temblar de emoción y rabia. Pero sobre todo, honor y respeto durante los partidos, cuando ese honor y respeto que tan sencillo parece reconocerle ahora se transforma en la inmoralidad y el abuso de las decisiones que facilitan su condena. Honor y respeto como el que tiró a la basura Rodríguez Santiago en la final de copa contra el Sevilla, despreciando el más elemental principio de igualdad y alimentando la hoguera en la se quemaron aquellas ilusiones azules del Bernabeú. Honor y respeto como el que no demostró Máximo Busacca, penalizando a De la Red y al Getafe con el rigor que luego le faltó con Podolski, Toni, Kahn y el Bayern. Repartiendo castigos y condescendencias casi con sadismo, para que se mantenga la falsa ilusión de acabar saliendo airoso del feroz trance al que te someten por el hecho de ponerte a la altura del poderoso y demostrarle a todos que tú eres más que un simple convidado al festín.

Honor y respeto como el que de la manera más ruin y traicionera no le han tenido al Getafe los impresentables dirigentes de la Liga de Fútbol Profesional, responsables de la despreciable falta de sentido común y equidad que han demostrado en la gestión de los derechos que asisten a un finalista de la Copa del Rey. Hay que ser desvergonzado y caradura para, como hizo Jose Luis Astiazarán, presidente chupón de la Liga y verdugo económico y deportivo de la Real Sociedad durante su calamitoso mandato, marcharse al Gran Premio de Fórmula Uno de Bahrein a lucir palmito y tirar de la pasta gansa que le saca a los memos que le pagan, en lugar de preocuparse por solucionar el problema que él mismo ha provocado por su ineptitud y deslealtad.

Claro que quiero honor y respeto para el Getafe, pero no a costa de ser la víctima de este escenario de “maricón el último” en el que tanta gentuza ha convertido el fútbol. Mientras aquí seguimos derramando estériles lágrimas de emoción contenida, el Bayern prepara las semifinales contra el Zenith de San Petersburgo y el Valencia la final del miércoles gozando de un día más de descanso. A cambio de eso el Getafe se vé premiado con un montón de lacrimógenas portadas en los periódicos y una exhibición radiofónica de sensiblería que, pasado el tiempo, lo único que le reporta es el mismo espacio tristemente vacío en su pequeña y humilde sala de trofeos. ¿Saben ustedes cuántas portadas de periódicos, cuántos programas de radio y cuánto reconocimiento ha recibido el Alavés después de aquella dolorosa derrota en la final de Dortmund? ¿Ha sido semejante prueba de honor y respeto suficiente para evitar que vuelvan a Segunda División y pelear ahora por no irse a Segunda B? ¿Le ha servido el honor de entonces y el respeto de ahora a Cosmin Contra para conseguir que su nombre transitara hacia la gloria de los vencedores que su inolvidable sacrificio y entrega han merecido?

Quizá sea cierto que las copas y las victorias no sean el único camino hacia el honor y el respeto, pero no encuentro ninguno más corto ni más justo para que nos devuelvan el alma perdida y las lágrimas derramadas.

Duro ¿os suena?

Escrito por Matallanas | 5:53 p. m. | Enlace permanente

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