Laporta: bueno para el Madrid (Por Alfredo Duro)
¿os suena?
Por Alfredo Duro
Bueno no, buenísimo. Sobre todo si, finalmente, Laporta consigue ablandar el corazón de su junta directiva y evita que su dimisión se convierta en la celebración más unánime que el barcelonismo ha tenido la oportunidad de compartir en los últimos tiempos. No se trata simplemente de los dos largos años de sequía de títulos con los que afronta esta descomunal crisis, sino también la sensación de precipitación y ansiedad con la que el “laportismo” pretende afrontar los nuevos tiempos, sacando fichajes debajo de las piedras pero sin resolver el problema que representa el haber señalado públicamente a Rijkaard, Ronaldinho, Eto´o, Deco y compañía como principales responsables del caos. Eso es, justamente, lo que la masa social del Barcelona no se ha tragado en ningún momento. Eso es, justamente, lo que entre otras cosas ha alimentado el propio Laporta, haciendo gala de un perverso paternalismo que, especialmente en el caso de Ronaldinho, se le ha vuelto en contra de forma brutal.
Las aspiraciones políticas del todavía presidente del Barcelona, que en los últimos meses ha hecho gala de un mensaje en el que el nacionalismo se ha confundido con lo histriónico, han conseguido fracturar la imagen del club, y esto es lo más increíble, tanto fuera como dentro de la misma Cataluña. Se ha confundido tanto Laporta en esa cuestión, que ni los propios independentistas han acabado por entender el concepto. Afina tanto esta gente en su particular manera de interpretar el territorio y las banderas que han acabado por acusarle de representar derrota y fracaso para la propia Cataluña. Así andan por allí, dándose cuenta ahora que es precisamente lo contrario a todo eso lo que su gran enemigo, el Real Madrid, proyecta hacia el resto del país, España, y del mundo.
La mayoría de los análisis futbolísticos que se hacían un par de temporadas atrás, cuando Ramón Calderón ganó las elecciones y el Madrid era “el equipo en el que no jugaba Kaká”, coincidían en otorgarle al Barcelona un largo reinado. No menos de dos o tres temporadas de éxitos mientras el Madrid encontraba la tecla adecuada para reconstruír el equipo. La realidad desde entonces es que, mientras el Barça sigue buscando a sus “fantásticos”, en el Bernabeú se han celebrado dos ligas que, en teoría, les correspondían a ellos.
Por eso el madridismo mira de reojo la crisis del Barcelona y le hace un cómplice guiño de apoyo a Laporta. “Bueno para el Madrid” se dice de él aprovechando aquel entrañable eslogan de Santiago Gómez Pintado en su contienda electoral con Ramón Mendoza y Florentino Pérez. Porque se han metido sin avisar en el jardín azulgrana y les han birlado con todas las de la ley dos años de su “fantástico” ciclo. Porque también ha sufrido recientemente en sus carnes los efectos del derrumbamiento deportivo y moral de su modelo y sabe que es posible la resurrección. Sobre todo si desde dentro se acepta la siempre difícil tarea de poner a cada uno en el sitio que le corresponde. ¡Al loro!
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 11:06 p. m. | Enlace permanente