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Diego Pablo Simeone está entusiasmado y con ganas de volver al Calderón. Su debut como entrenador este domingo al mediodía ante el Villarreal lo considera otra fecha clave para su carrera. "Quiero que el cariño que me tiene la afición y con el que me recibirá el domingo se lo transmita a los jugadores". El Cholo considera que la mejor manera de recibirle en su regreso es que la gente esté entregada a los futbolistas. La demostración de cariño que ha recibido en sus dos primeras semanas como entrenador del Atlético ha superado todas las expectativas. Sabía que le querían, pero no imagina que tanto. Y solicita a sus fieles colchoneros, mayoría, que hagan una transferencia de cariño a su plantilla. Y lo que quiere la afición del Atlético es que los jugadores les devuelvan el cariño "derrochando coraje y corazón", como mínimo, según obliga el himno del Atlético.

Su mensaje futbolístico es cristalino. No engaña a nadie. Quizás no encaja bien en la cultura del tiqui-taca, tan instalada ya en el fútbol español, porque al fin tenemos un estilo (gracias a Luis Aragonés, por cierto) y nos ha hecho campeones. Hasta los equipos de regional intentan jugar al toque y con un 4-3-3 (hay que estar muy dotado técnicamente para jugar así). Otra cosa es saber si la recuperación del fútbol de contragolpe, de la esencia colchonera, será satisfactoria para los atléticos, que yo creo que sí. Sobre todo si gana. Pero Simeone saldrá al ataque en el Calderón en su debut. Con cuatro puñales que recuerdan, salvando las distancias, a Simao, Reyes, Forlán y el Kun. La obsesión del Cholo es que el equipo no se parta y guarde el equilibrio con Diego, Arda Turan, Adrián y Falcao. Simeone lleva al extremo su declaración de intenciones diciendo que su ideal es tener una ocasión, meterla y ganar el partido. Considera que todo lo que no sea derrotar al Villarreal será negativo para su arranque. No quiere un juego bonito. Quiere un juego bueno. Y será bueno si gana.