Y después de Mou... (Por Alfredo Duro)
¿Os suena?
Por ALFREDO DURO
Se nos llena la boca a casi todos hablando de madridismo. De lo que siente y de lo que padece. De lo que le gusta y lo que rechaza. De sus filias y sus fobias. Nos ponemos a revisar la historia del madridismo y somos capaces de enmendarle la plana al mismísmo Santiago Bernabeú. Cualquier cosa con tal de demostrarle a los demás, madridistas incluidos, que en eso somos doctores cum laude. Y en esa travesía hasta las entrañas de lo que significa ser madridista, nos encontramos con eso que algunos pedantes han venido a denominar "mourinhismo", que amenaza con convertirse en una especie de tutoría extrema en la que trabajar los valores y las actitudes de sus ingenuos alumnos madridistas ha llegado a ser obsesiva. Reiterada y machacona. Una obsesión que insiste en el culto a la personalidad del entrenador como máxima expresión de los sentimientos que te genera el equipo de tu vida. "Para ser un buen madridista tienes que ser mourinhista", te dicen con pasmosa frialdad. Y te enseñan su slogan más preciado, "Yo soy de Mou", dando a entender que, efectivamente, después de Mou, como diría aquel matador de toros cordobés, Rafael Guerra "Guerrita": "Después de mí, nadie". Pues eso.
Un buen día Jose Mourinho dejará de ser entrenador del Real Madrid. Ese día, no lo duden, los madridistas depositarán su entrega y su esperanza en aquel que sea elegido como su sucesor. Porque el MADRIDISTA de siempre, el que no acepta sometimientos a las renuncias futbolísticas que nunca han formado parte del ADN de este club, no dejará nunca que la figura de un entrenador se convierta en el único medidor de sus inquebrantables lealtades . Se equivoca gravemente Mourinho al igual que se equivoca su pétrea y severa guardia pretoriana, intentando elevar su personalidad por encima del escudo y de la historia. Jamás se puso de rodillas el madridismo ante ninguna de las durísimas pruebas que han jalonado sus casi 110 años de historia. En este tiempo se ha construido una leyenda que ha pasado de generación en generación, haciendo de este club la mayor referencia futbolística de todo el mundo. Por eso no acepta el Bernabeú que se pierda en la memoria la vergonzosa rendición de intenciones a la que tuvo que asistir en el último partido frente al Barcelona. Y por eso decide ponerse de lado de sus jugadores, en especial de aquellos que antes, durante y después de Mourinho, contribuyen a que el único slogan aceptable y verdadero sea aquel que dice: "Yo soy madridista".
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 1:24 p. m. | Enlace permanente