¿Os suena?

Por Alfredo Duro

Atentado, terrorismo futbolístico, sabotaje… hay que reconocer que en el ambiente de nuestro fútbol no se había instalado aún este tipo de lenguaje. Mira que se han hecho animaladas y se le han puesto zancadillas a los aficionados, al que se maltrata sistemáticamente hasta alejarle de los estadios y arrinconarle como un florero, pero es cierto que a nadie se le había ocurrido elevar la terminología hasta situarla en la desagradable crónica de la España negra que intentamos desterrar. Hablamos de sabotaje, terrorismo futbolístico o atentado porque unos cuantos delincuentes, gentuza sin escrúpulos ni el menor sentido de la razón, no han tenido el menor problema para entrar al asalto de una instalación eléctrica en un campo que, por desgracia, está lejos de ser lo que requiere la Primera división de esta Liga nuestra que ha acabado por ser una tira cómica en la que se suceden episodios tan ridículos como evitables.

Cierta gente decidió hace tiempo vender la esencia del juego a los intereses televisivos y las correspondientes conspiraciones financieras que cualquier negocio genera a su alrededor. De eso se trata, de saber hasta dónde es capaz el negocio futbolístico de evitar la ruina y el desamparo en el que se ven ahogados la mayoría de los agentes que en esto intervienen. La incapacidad para conseguir gestionar de manera razonable y lógica la competición por parte de esa organización sombría y taciturna llamada Liga de Fútbol Profesional ha alcanzado su techo máximo. Todavía hoy algunos de los más destacados sujetos que tan bien se lo pasan ahí dentro se atreven a dar normalidad al estrambótico horario que nuestra liga abandera. Diez partidos en diez horarios diferentes para justificar la sumisión hacia el poder televisivo y el desprecio hacia el que debe ocupar la grada. Un modelo de gestión absurdo que no se ve en ninguna de las ligas importantes de Europa, que reduce el margen de maniobra en casos como el de Vallecas al mínimo de lo aceptable. Al despotismo y la incongruencia con una única víctima: el aficionado que pierde su tiempo y su dinero y recibe a cambio maltrato y la peor de las arbitrariedades.

Tenemos los mejores jugadores del mundo en nuestra liga. Messi, Cristiano, Casillas, Iniesta y Xavi Hernández están a la cabeza del Top Five de la temporada. La selección española ha desbancado a la brasileña como la mejor de la historia. Barcelona y Madrid son los dos máximos favoritos para ganar la Liga de campeones, y el Atlético de Madrid conquistó nuevamente la Europa League y se dio el lujo de ridiculizar al millonario Chelsea de Abramovich en la Supercopa de Europa. Ninguno de ellos, sin embargo, está libre de protagonizar cualquiera de los lamentables sainetes que la Liga de Fútbol Profesional dirige para hacer de nuestro fútbol lo que hoy día es: un triste sabotaje.

Duro, ¿os suena?