¿Os suena?
Por
Alfredo Duro
Tiene Mourinho una especial facilidad para
acabar por convertirse en algo parecido a una especie de Gran Creador de todo lo que tiene que ver con el fútbol. Es como
si, antes de Mourinho, ni el fútbol hubiera sido fútbol ni equipos como Real
Madrid hubieran sido capaces de construir la envidiable y majestuosa leyenda
que casi todo el mundo está en condiciones de reconocerle. A Mourinho no es que
le cueste reconocer la legendaria historia del Madrid, creo sinceramente, que
lo suyo pasa más por la impotencia de no haber sido partícipe de esa historia
que de negarla. Y eso no solamente pasa por haber llegado al club cuando éste
ya se había ganado la consideración de mejor equipo del siglo XX. Eso pasa
también por la pesada carga que, al parecer, supone para Mourinho que le
recuerden parte de esa historia.
Me sorprendió que, entre tanto recuerdo a los
jugadores de la cantera que han ido debutando en el Real Madrid en los últimos
tiempos, Mourinho no tuviera la cintura ni la grandeza de admitir que ninguna
otra cantera en el mundo, salvo la del Barcelona, ha aportado durante el
período de tiempo al que él pretendió referirse, más jugadores a la Liga de
Campeones, reconocida por todos, incluso por Mourinho, como la competición más
importante del mundo. La forma
despectiva y desagradable con la que Mourinho manipuló los datos que utilizó
hablando de la cantera, no sólo faltan a la realidad, sino que le desacreditan
como valedor de las enormes posibilidades que la cantera del Real Madrid ha
ofrecido a casi todos los entrenadores que han pasado por el club.
Uno de los más importantes de esos
entrenadores, poseedor además de la condición de jugador más importante de la
historia del Real Madrid, responde al nombre de Alfredo Di Stéfano. Sería
absurdo recordarle a Mourinho lo que un buen día decidió hacer Di Stéfano con
la cantera del Real Madrid. Aquella apuesta por La Quinta del Buitre no solamente contribuyó a engrandecer la
leyenda del club, sino que acabó por elevar a Di Stéfano a los altares del más
exigente de los madridistas. Fue una decisión tomada desde el convencimiento.
Sin reparar en las absurdas tuberías que conforman la estructura de un club
como el Real Madrid y que se han convertido para Mourinho en algo tan
importante.
El Castilla de Michel bajó a Segunda B como
consecuencia de un intolerable ensañamiento arbitral durante la última parte
del campeonato. Aquel equipo jugó muy bien al fútbol, enseñó para la primera
plantilla jugadores de extraordinario nivel que están repartidos por equipos en
los que Mourinho incluso ha entrenado
(Mata), pero su descenso de categoría generó tanta confusión como desconfianza
desde la cúpula del club. Ni Michel ni Di Stéfano habrían hablado nunca de adornarse
éxitos ni campeonatos con los posibles debutantes. Para eso ya está Mourinho.
Duro ¿Os suena?