Solozabal dice:
Ha lelgado el momento de poner a cada uno en su sitio. Empecemos
martes, septiembre 12, 2006
¿Os suena?
EL CIRCO DE MANOLITA CHEN
Por Alfredo Duro
Acuñé el apelativo hace algunos años, en los primeros tiempos de 'La Futbolería', tertulia entrañable que de la mano de Miguel Angel Méndez, hoy al frente de los deportes de Onda Madrid, impulsó los primeros andares de Radio Marca. Por entonces, la selección española de fútbol, al igual que hoy, no le ganaba a nadie. Bueno sí, ganaba la práctica totalidad de los bolos infumables y la gran mayoría de inservibles partidos de clasificación para Eurocopa y Campeonatos del Mundo. Debo reconocer que era una época en la que se atisbaban cambios pero yo seguía mediatizado por aquella “furia roja” en blanco y negro de los sesenta/setenta en la que las decepciones y frustaciones se nos colaban en casa como los cobradores de “El ocaso” y de la televisión que nunca acabamos de pagar.
Tiempos de algunas privaciones, no muchas, pero de fotografías que perduran y no te cansas de revisar. Una de ellas, de las más entrañables, la de los carromatos que transportaban a los feriantes que acudían a las fiestas de los pueblos más olvidados de la península. Yo no vivía en ningún pueblo, pero el sur de Madrid (en Villaverde nací y por Getafe me acabé de curtir) y algunos de los rincones que visitábamos en verano en los hinchadísmos seiscientos y ochocientos cincuenta, compartían el itinerario de aquellos herederos de títeres, bufones y maestros de la burla y el ingenio. Y entre todos ellos, un nombre que año a año se agigantaba. Un nombre que se bañaba en interminables bombillittas de colores y falso neón... ¡El circo de Manolita Chen! Daba exactamente igual el pueblo o el barrio en el que te encontraras. Cuando llegaba la semana de fiestas y se ocupaba la amplia explanada destinada a todo tipo de pseudoatracciones, uno podía estar seguro de una cosa: el mejor sitio sería para el circo de Manolita Chen. Nunca fallaban.
Nunca falló tampoco la selección española de fútbol en atender las ferias de las distintas ciudades que se reparten por nuestra piel de toro. Es difícil encontrar un solo estadio de fútbol en nuestro país que no haya sido inaugurado por la selección. Huelva, León, Cáceres, Badajoz, Almería, Granada, Palma de Mallorca, Elche, Alicante, Albacete, Las Palmas, Tenerife y un largo etcétera. ¡Todos con España! Cualquier evento y acontecimiento que se preciara contaba con la presencia de la selección española de fútbol. Un día pregunté por qué la selección había jugado en todos los campos del país y nunca había pisado Getafe. El lamento me duró un par de meses, que fue lo que tardó la Federación Española de Fútbol en montar un más que interesante bolo en el Coliseum Alfonso Pérez entre España y Andorra. Aquél día, en plenas fiestas de Getafe, me acordé de Manolita Chen, cuyo circo ya hacía algunos años que había desaparecido de las ferias de nuestros pueblos.
Nunca pensé que mi comparación de la selección española de fútbol con el circo de Manolita Chen fuera tan injusta. A Manolita no le habrían dolido prendas para poner en su sitio a todos los que, desde Luis Aragonés y su colaborador Paredes, pasando por la Federación y acabando por los de siempre, los jugadores, se han burlado de lo que representa nuestra selección. Sus escupitajos a los más elementales principios de la ética futbolística les delata a todos. Manolita Chen exigía a los suyos un comportamiento ejemplar con sú público, y nunca rechazó hacer funciones extras sin otra cosa a cambio que nuestro afecto y nuestra felicidad. Estos, sin embargo... ¡¡¡Vamos Suecia!!!!
Duro ¿os suena?
lunes, octubre 15, 2007
Siempre nos quedará Dinamarca (Por Alfredo Duro)
¿os suena?
Por Alfredo Duro
Se percibe en el ambiente una irrefrenable tentación en la guardia personal de Luis Aragonés, que está como loca por dar un paso al frente y salir al paso de las críticas que, por mucho que les cueste aceptar, han sido alimentadas por el mismo seleccionador. El cuerpo les pide venganza después de la histórica hazaña de ganar en Dinamarca y asegurar la clasificación para la fase final de la Eurocopa. Una clasificación que, dicho sea de paso, alcanzaremos como segundos de grupo por detrás de la potente selección de Suecia. Entre medias, el habitual y clásico exceso nacional nos lleva a hablar del mejor gol de la historia, la mejor selección de jugones de la historia, el mejor Raúl (por Tamudo) de la historia y el mejor futuro futbolístico de nuestra historia. Está bien. Llevamos así toda la vida y no veo motivos para cambiar nuestra pasión folclórica y simplona de las cosas.
Sí, ha sido un buen gol. Con 22 de los 27 pases en terreno de nadie y sin que ningún jugador contrario presionara como si le fuera la vida en ello pero, igualmente, un muy buen gol. Del segundo estamos hablando. Del que ahora queremos hacer la obra maestra suprema y definitiva de nuestro fútbol. Un gol con el que, lástima, ninguno de los que intervinieron consigue superar ese triste currículum que lucen algunos y en el que resulta imposible encontrar un mísero campeonato del mundo o una triste eurocopa. Pero un buen gol. Como lo fue el tercero, que nos permitió respirar tranquilos y evitar que los tres últimos minutos siguiéramos dependiendo del mismo de siempre, Casillas, que gracias a no intervenir en el mítico e inigualable segundo gol, estuvo fresco para multiplicarse y convencer a todos los daneses del globo que él, nuestro Casillas, es el mejor portero del mundo.
Porque también eso lo saben algunos de los más ultradefensores de Luis, que por mucho que Iniesta, Xavi, Cesc y Tamudo quieran, el hombre, por algo será, sigue siendo Casillas. Menos lobos por tanto a aquellos que por un simple y ventajista deseo de vendetta se creen ahora en el derecho de reivindicar la figura del seleccionador y levantar un muro de falso españolismo con aquellos que discutimos su capacidad para hacer de la selección el verdadero “equipo de todos”. Sí, hemos ganado a una selección mediocre y con escasísimos recursos. A la que además llevamos ganando toda la vida. ¿Y qué? Desde siempre, hemos sido capaces de encontrar un día la verdadera lámpara de Aladino y convertirnos nosotros (la selección) en el auténtico genio. Pero seguimos siendo España, y el día que de verdad nos hace falta, el genio está de resaca después de una noche de juerga y no hay Dios que lo despierte. Y por eso perdemos cuando de verdad hay que ganar.
Cualquier repaso a la trayectoria de la selección durante los últimos veinte años demuestra que, con Luis, no hemos superado ninguna barrera. Es cierto que eso no le hace peor que otros, pero ninguno de sus comportamientos ha servido para justificar aquello que, casualmente, los periodistas que él ahora denigra, entendían que Luis Aragonés representaba para presentarle como el mejor candidato posible al puesto de seleccionador. Sin él, las cosas no habría resultado peor. Sin él nos habríamos ahorrado episodios tan oscuros y vergonzosos como los sufridos con Reyes, Henry, Raúl, Fernando Torres, Belfast, Suecia y aquello de la dimisión que, por dinero, no llegó a presentar. Y sin él, por supuesto, habríamos ganado también a Dinamarca. Como siempre.