Un respiro
Llevamos ya 20 días fuera de casa. Se empieza a notar el cansancio, pero con la clasificación para semifinales todo se hace más llevadero. Ayer fue el día más feliz que he vivido en un estadio de fútbol. No quiero imaginarme lo que será pasar a la final. ¿Y ganarla? Sería maravilloso. Hoy no os voy a hacer las crónicas tirolesas porque estoy sin fuelle. He escrito dos artículos para mañana, uno para Marca y otro para El Confidencial, y, la verdad es que estoy bastante cansado porque nos acostábamos a las 4, sin ir de marcha (cenamos un sandwich en el hotel y un par de cervezas de tertulia) y a las siete estábamos abajo para ir al aeropuerto de Viena y regresar a Neustif, nuestro formidable cuartel general. Tras la euforía llega el bajón. Ya retomo fuerzas para contaros cositas desde aquí, que encima me dejé la voz en la tanda de penaltis y estoy entrando en la radio con una vocecita que no procede...
Escrito por Matallanas | 7:07 p. m. | Enlace permanente