Un adiós que destierra el pasado (Por Antonio Sanz)
El rincón de judas. artículo publcado en público
Por Antonio Sanz
En la semana en la que el Barcelona de Pep Guardiola -ejemplo de modestia, mesura y circunspección- escribió la página más hermosa de su historia, Leo Franco, otro hombre tranquilo, se despide del fútbol español. El guardameta del Atlético de Madrid durante los últimos cinco años, dijo ayer adiós, tal y como llegó: silencioso y discreto. Sin ruido, sin polémica, distante de los medios de comunicación, ajeno al servilismo, fiel a sus ideas, leal a sus principios. En este lustro ha conseguido estabilizar el vaivén de la portería rojiblanca. Desde el traspaso de Molina al Deportivo, provocado por el descenso al infierno, han circulado un abanico de porteros con mejor o peor suerte, pero ninguno capaz de ganar en propiedad la estación que administra el éxito desde su atalaya… excepto Leo. Y no es casualidad. El argentino se ha posicionado como el quinto meta que más encuentros de Liga ha disputado vestido de rojo y blanco. Por delante, Abel -su entrenador y el ‘hombre-record’-, Molina -el del doblete-, Madinabeytia -sumó la Recopa- y Reina -con la Intercontinental a cuestas-. Por detrás, un nutrido grupo de compañeros que lo intentó sin premio: Toni Jiménez, Sergio Sánchez, Burgos, Esteban, Juanma, Sergio Aragoneses, Cuellar, Falcón, Roberto, Abbiati y Coupet. La dirección deportiva ha decidido romper con el pasado. Otra muestra más de que todo lo que huele a la etapa anterior a la llegada del valenciano cuenta con fecha de caducidad.
El club ofreció dos temporadas de ampliación a Leo. Mucho antes, la distancia entre las partes era insalvable. La lesión que sufrió en Sevilla en diciembre de 2007, y que le obligó a pasar casi clandestinamente por el quirófano en Finlandia, separó al argentino del poder. La entidad sugirió que dirigiese la operación al final de esa temporada. La negativa selló el divorcio. Sólo faltaba que el almanaque fuera perdiendo hojas. La propuesta de renovación, lanzada sibilinamente a la baja para contestar con un ‘ciao’, chocaba con la proposición al alza planteada a otro de los pretendientes a continuar: Maniche. Al luso, despedido por abusar de la noche, la dirección deportiva sí le reconocía años y dinero. Trabajar con decoro no ofrecía más recompensa que esperar una respuesta que se hizo eterna. Mientras, los números del ‘25’ alcanzaban a Fenoy como el guardameta extranjero que más partidos ha disputado en nuestro campeonato doméstico. No sirve la regularidad ni el rendimiento, para quien no lo reconoce. El presente abre la puerta a quien la cierra por fuera.
El motivo es que el futuro transita por otro canal. El fenómeno que ficha en el Atleti negocia con el Valladolid para firmar al chico de la sub-21, Sergio Asenjo. Por las dudas, se guarda en la recámara la apuesta de Moyá y analiza a Carrizo, del Lazio. Entre tanto, maneja con desinterés la amenaza de Coupet de abandonar el barco, tras un año sin sudar, y arrincona, una vez más, el trabajo que se realiza en las categorías inferiores. Se entiende que los porteros de la cantera no están suficientemente preparados para el reto. Así las cosas, Leo guarda los guantes, levanta la vista y cierra el ciclo con personalidad y con el saber del deber cumplido. Escribió Quevedo: “Los que de corazón se quieren sólo con el corazón se hablan”.
Escrito por Matallanas | 8:09 p. m. | Enlace permanente