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Diego Pablo Simeone se encuentra satisfecho de sus primeras semanas de trabajo en el Atlético de Madrid. Pero sabe que le queda mucho trabajo por delante y no quiere que la euforia domine a los seguidores rojiblancos. Ni a los jugadores, por supuesto. El Cholo conoce perfectamente al entorno y a la afición del Atlético y sabe que todo el mundo está hablando ahora de que la clasificación para la Champions está ya en la mano. El pasado sábado en Anoeta el Atlético ganó su primer partido fuera de casa de la primera vuelta. Un equipo como el Atleti no se puede pasar la mitad del campeonato sin ganar de visitante. Y ante la Real Sociedad maquilló una estadística insoportable para el tercer (o cuarto) presupuesto de la Liga BBVA. Lo que ha hecho Simeone con el equipo en los tres partidos que ha dirigido es lo mínimo que se le puede exigir al entrenador y la plantilla del Atlético. Y ha conseguido mantener la puerta a cero, algo meritorio para un equipo que padece una hemorragia de goles absurdos en su portería el último lustro.

Pero el Cholo quiere más. No se conforma con este arranque positivo. Exige a sus hombres seguir creciendo y no perder la tensión, la atención y la concentración en cada pelota que disputan y juegan. Ha empezado a asentar al equipo por la defensa. Aunque no le gustó que con el 0-2 el equipo diera varios pasos hacia atrás. Ya le sucedió en su última etapa en Racing de Avellaneda, que el equipo se metía atrás como inconscientemente, en contra de lo que él indicaba en la pizarra, y no le gustaba nada. La orden es huir de cualquier atisbo de euforia. La consigna es trabajo y tranquilidad. Y la clave es que le dejen trabajar con esa tranquilidad.