Sergio Ramos: valor de ley
Por Alfredo Duro
“Como usted nunca se ha vestido de corto no sabe que se dan estas situaciones”. De todas las frases y circunstancias que desde la pasada temporada han adornado el pulso de Sergio Ramos con Mourinho reconozco que esta, con mucha diferencia, es mi preferida. Fue producto de una recriminación del técnico por un cambio en la marca que Sergio tenía asignada a Puyol. A Piqué le estaban haciendo pantallas y en el césped los jugadores tomaron una decisión que parecía más que oportuna. Porque no me negarán que hay que tenerlos bien puestos además de saberse un jugador con la jerarquía que él mismo se ha ganado, para rebatir de esa forma al entrenador después de aquella derrota en el Bernabéu por dos goles a uno que provocó el reproche público de Mourinho a varios de sus jugadores. Y esta es la clave. No den más vueltas sobre esa cansina y torcida teoría que coloca la autoridad del entrenador como una especie de poder indiscutible. Como si nadie tuviera el menor derecho a cuestionar lo que, en ocasiones, se ha manifestado como una más que discutible evasiva por parte de Mourinho a asumir la parte de responsabilidad que también a él le corresponde cuando el equipo no está a la altura.
No es la primera vez que Sergio Ramos se muestra como un jugador con personalidad y con principios. Algo que para algunos nostálgicos de vaya usted a saber qué tipo de valores se ha convertido al parecer en una forma de rebelión que debería ser abortada con una especie de escarnio público como paso previo a una ejemplar y fulminante salida del club. ¿Para qué? Dicen defender que de esa manera se evita que los egos de los jugadores se hagan con el control del vestuario y se ponga en duda que quién manda y toma las decisiones es el entrenador. Cómo si a estas alturas a alguien le quedaras dudas de que todas y cada una de las decisiones que afectan a la parcela deportiva tienen el indiscutible sello de José Mourinho. Lo que Sergio Ramos y muy pocos más quieren hacerle ver al entrenador es la total ausencia de autocrítica en aquellos momentos en los que el técnico portugués ha tenido la dudosa y discutible necesidad de señalar en público a algunos de esos jugadores. ¿Es necesario hacerlo? Sergio cree que sí, “lo que corre por mis venas es el Real Madrid y lo que pasa queda para mí”. Si yo fuera entrenador estaría encantado de escuchar decir cosas como esas a uno de los capitanes que lleva ocho años en el equipo.
¿Y qué papel juega en todo esto el presidente del Real Madrid? Ramos, que lleva el tiempo suficiente en el club para reconocer las excepciones que en el fútbol como en la vida son necesarias en determinados momentos, se ha visto sorprendido por la pasividad de Florentino Pérez. El presidente, que durante su primera época consintió caprichos y excesos que acabaron con su salida del club, ha dado un paso al costado que ha dejado en manos de Mourinho un poder absoluto que cuenta con un significativo respaldo popular. Ahí es donde el valor de Sergio Ramos se enfrenta a una ley que Mourinho suele aplicar de forma implacable. Suficientemente grave todo para que no sepamos nada de un presidente que debe serlo, sobre todas las cosas, en momentos como este.
Escrito por Matallanas | 9:33 a. m. | Enlace permanente