¿Os suena?
Por
Alfredo Duro
Son las que aparecen con el pasar de los años en
determinadas superficies. Algo que normalmente es producto del implacable paso
del tiempo y que no tiene por qué corresponderse con suelos, paredes, rocas o
montañas. Las grietas que yo conozco no distinguen entre equipos de fútbol y
casas antiguas. No distinguen entre ejemplos de decadencia tan solemnes como el
Milan y otros menos glamorosos que andan repartidos por todo el mundo. En
ocasiones son grietas enormes, que acaban por tragarse todo aquello que se levanta
a su alrededor. Otras, la mayoría, aparecen como molestas y poco visibles
fisuras que avisan de un determinado deterioro. Y tampoco esas distinguen entre
lo humano y lo artificial. Por no distinguir no distinguen entre el Madrid…y el
Barça.
La derrota frente al Celtic ha sido tomada entre la amplia
comunidad barcelonista como un simple accidente que, de ninguna forma, se
corresponde con “el baño de fútbol” que los azulgrana ofrecieron en Glasgow.
Supongo que habría sido el mismo tipo de accidente que evitó un gol de Jordi
Alba en el descuento cuando estos mismos equipos se vieron en el Camp Nou. O
los accidentes que se evitaron a última hora en Pamplona, en Sevilla y contra
el Granada. O el accidente de recibir cuatro goles en Coruña. O incluso el accidente
de ser netamente inferior recientemente ante este Madrid de Mourinho que para
algunos de los ilustres integrantes de esa comunidad no puede ser ejemplo de
nada.
Los problemas del Barcelona en defensa han abierto de par en
par las puertas de todas las alternativas que de aquí en adelante utilizarán un
buen puñado de equipos, no sólo para sacar partido de esa vulnerabilidad, sino
para hacer de ello algo más que un accidente. Unos pocos detalles han servido
en los partidos contra el Celtic para poner en evidencia el juego aéreo de un
equipo que, con la salida de Guardiola, ha decidido cambiar la presión por el
repliegue, y por tanto, ha renunciado al desgaste que su actual entrenador
entiende que tanto puede afectar a algunos de sus jugadores. No se trata tanto
de un problema futbolístico como del reconocimiento de ese problema. Pero las
grietas están ahí.
Duro, ¿Os suena?