El día que marqué a Butragueño
Viendo ayer a los juveniles del Valencia jugando ante la selección absoluta me he visto calentando junto a Camacho, Michel y Zubizarreta, con Miguel Muñoz mirando desde el centro del campo una tarde de la primavera del 1987. He recordado la tarde que marqué a Butragueño en el Vicente Calderón. Era el último entrenamiento de España antes de viajar a Austria, donde tres días después, el Lobo Carrasco hizo un golazo maravilloso en El Prater, en un partido de clasificación de la Eurocopa del 88. La selección pidió un 'sparring' al Atlético de Madrid y nos mandaron a los infantiles. Llegábamos nerviositos al Manzanares. Yo no cruce ni una palabra con mi padre cuando me llevaba en el coche. Iba flipado y flipando. Fíjate, ¡jugar contra la selección! No teníamos ni botas de hierba porque para entrenar en Cotorruelo y jugar en San Cristóbal con las 'Marcos' o las Puma, los más afortunados, teníamos de sobra.
En el vestuario visitante, Aurelio, el utillero, nos trajo botas de tacos de aluminio del primer equipo. Yo me puse unas Patrick con las líneas naranjas, pero me estaban grandes y en el descanso me las cambié por unas Puma King, que me quedaban pequeñas. Pero las botas no tuvieron nada que ver con mi discreta actuación, vamos que me hubieran puesto un uno en Marca. Al Buitre, que había marcado menos de un año antes los cuatro de goles de Querétaro, le controlé bien, apenas le llegaron tres balones: una me la hizo con ese cero a cien que tenía en un segundo, me rehice, pero remató (momento que capta la foto de abajo), otra me anticipé y la tercera le hice falta, le pegué abajo ante el murmullo de protesta de los 30 mil aficionados que medio llenaban el Calderón. Nos ganaron 6-1. Pero el Buitre, en ese momento el futbolista español más popular del planeta, no marcó. Eloy Olalla, que seguía en la selección tras el penalti que le paró Paff en México 86, hizo nuestro gol, porque los suplentes de ellos jugaban con nosotros.
Los juveniles del Valencia han perdido 7-0 (con 'hat trick' de un Torresen figura, buen presagio) contra la selección, pero los chavales que han vivido la experiencia no la olvidarán nunca, sobre todo sí no llegan a profesionales. Será un recuerdo dormido en la memoria que les brotará de repente, como me ha pasado a mi esta tarde, llegándome a la nariz lo bien que olía el césped del Calderón aquella tarde, recordando desde el calentamiento hasta la ducha, viéndome como miraba con devoción a Camacho estirar a mi lado, ahí, a un metro, verme restando de cabeza una de aquellas roscas legendarias de Michel. Me vi con quince años, con algo más de pelo (aunque en la foto me cortan el tupé, ¡vaya!), con 76 kilitos y soñando con ser futbolista. 20 años después, jugaré un Mundial.
Foto: EFE
Pie: Butragueño remata ante la oposición de Javi (mi nombre deportivo) en un entrenamiento de la selección española en el Vicente Calderón el 29 de marzo de 1987
P.D. Mi madre consiguió en la agencia Efe un taquito de fotos de aquel entrenamiento. Sólo conservo ésta (menudo careto que tengo, ¡eh!). Y la tengo porque desde aquel año 87 estuvo dentro de un marco dorado horroroso que me llevé de mi habitación cuando me casé y, ni en mi casa del Rastro ni cuando me mudé a Cuatro Vientos, nunca la he puesto en ningún lado visible porque a la Nini no le gusta nada como salgo. El sobre con los otros 'fotones' (calentando con Gallego, Camacho, Michel, Salinas...) se perdieron en una mudanza y nunca más se supo. Seguro que algún día apareceran y volveré a recordar como moló aquella tarde, aquella ropa de entrenamiento Le Coq Sportif, aquel Tango Azteca perfecto recién salido del horno...
*Jugué en el C.D. Aviación (Alevín), EF Concepción (Alevín), Puerta Bonita (Infantil), Atlético de Madrid (Infantil), Atlético Madrileño B (juvenil), Atlético Madrileño A (juvenil Liga Nacional), Atlético de Madrid (juvenilA, División de Honor)
Escrito por Matallanas | 1:18 a. m. | Enlace permanente