Sobre las guardias (Una de Piratas, DoMingo, 9-5-2004)
En aquellos artículos del suplemento DoMingo escribí sobre las guardias, las esperas de los reporteros para conseguir información. La tecnología para distraerse ha avanzado mucho más en dos años y ahora puedes hasta mandar el texto desde el movil por mail (yo mando muchos post para este blog de esta manera). Pero lo que hay que tener es paciencia, mucha paciencia, eso no ha cambiado. Y fuentes que te cuenten lo que ha pasado en el evento, reunión, encuentro que te ha hecho tirarte siete horas esperando en la calle...
Una de Piratas (Suplemento DoMingo de Marca, 9 de mayo de 2004)
La guardia: el arte de esperar la noticia
Una parte del día a día de los periodistas son las esperas. Esperar a la salida de un estadio, de una clínica, de un aeropuerto. Las guardias son para un reportero como cuando un camarero repone las cámaras, un fontanero va a comprar las piezas de repuesto que redondean sus ‘facturas’ o un cartero prepara la ruta para ir llenando el carrito según va hacia los buzones de cada portal –sé de que hablo-. Las guardias son necesarias. Aunque muchas veces, si no tienes fuentes en la reunión que se está celebrando, la espera no te sirva más que para ver al protagonista pasar con el coche como un tiro por la puerta y jugarte que te pille un pie la rueda. Y eso que la tecnología ha hecho más llevadera esta suerte periodística. Porque uno no se imagina estar seis horas en la puerta del Bernabéu sin tener un móvil con el que distraerse. También los avances tecnológicos permiten mandar un texto desde uno de los tres cibercafés que hay frente a la clínica Suizo Argentina de Buenos Aires nada más darte el parte médico de Maradona. Claro, tanta comodidad hace que uno de los últimos becarios que dejó huella en Marca pida una moto para perseguir a los agentes de Milito. El chaval había visto que una semana antes se había puesto a disposición del fotógrafo una moto de gran cilindrada para perseguir a Beckham en su primer día en Madrid y creía que era lo normal… Los becarios, en dos meses, se doctoran en guardias. Pero lo esencial es tener un colega dentro del meollo. Ése que te manda el mensaje en el momento justo de la salida, que se hace por otra puerta, y la foto sólo la capta tu compañero ‘fotero’. Y luego te cuenta lo que ha pasado, vaya. Porque frustra pasar el día esperando, llegar al periódico y que un ‘listo’ te cuente lo que ha habido. Y la base de las guardias es la paciencia, mucha paciencia, tener claro que son parte del ‘curro’ de un periodista, que no te estás escaqueando de nada. Pero no sólo vale la paciencia, claro, hay que echarse alguna fuente. Digo.
Como epílogo es ideal esta cita de Antonio Machado: “Saber esperar, aguarda que la marea fluya –así en la costa un barco- sin que el partir te inquiete. Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya; porque la vida es larga y el arte un juguete. Y si la vida es corta y no llega la mar a tu galera, aguarda sin partir y siempre espera, que el arte es largo y, además, no importa”. Pues eso.
Una de Piratas (Suplemento DoMingo de Marca, 9 de mayo de 2004)
La guardia: el arte de esperar la noticia
Una parte del día a día de los periodistas son las esperas. Esperar a la salida de un estadio, de una clínica, de un aeropuerto. Las guardias son para un reportero como cuando un camarero repone las cámaras, un fontanero va a comprar las piezas de repuesto que redondean sus ‘facturas’ o un cartero prepara la ruta para ir llenando el carrito según va hacia los buzones de cada portal –sé de que hablo-. Las guardias son necesarias. Aunque muchas veces, si no tienes fuentes en la reunión que se está celebrando, la espera no te sirva más que para ver al protagonista pasar con el coche como un tiro por la puerta y jugarte que te pille un pie la rueda. Y eso que la tecnología ha hecho más llevadera esta suerte periodística. Porque uno no se imagina estar seis horas en la puerta del Bernabéu sin tener un móvil con el que distraerse. También los avances tecnológicos permiten mandar un texto desde uno de los tres cibercafés que hay frente a la clínica Suizo Argentina de Buenos Aires nada más darte el parte médico de Maradona. Claro, tanta comodidad hace que uno de los últimos becarios que dejó huella en Marca pida una moto para perseguir a los agentes de Milito. El chaval había visto que una semana antes se había puesto a disposición del fotógrafo una moto de gran cilindrada para perseguir a Beckham en su primer día en Madrid y creía que era lo normal… Los becarios, en dos meses, se doctoran en guardias. Pero lo esencial es tener un colega dentro del meollo. Ése que te manda el mensaje en el momento justo de la salida, que se hace por otra puerta, y la foto sólo la capta tu compañero ‘fotero’. Y luego te cuenta lo que ha pasado, vaya. Porque frustra pasar el día esperando, llegar al periódico y que un ‘listo’ te cuente lo que ha habido. Y la base de las guardias es la paciencia, mucha paciencia, tener claro que son parte del ‘curro’ de un periodista, que no te estás escaqueando de nada. Pero no sólo vale la paciencia, claro, hay que echarse alguna fuente. Digo.
Como epílogo es ideal esta cita de Antonio Machado: “Saber esperar, aguarda que la marea fluya –así en la costa un barco- sin que el partir te inquiete. Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya; porque la vida es larga y el arte un juguete. Y si la vida es corta y no llega la mar a tu galera, aguarda sin partir y siempre espera, que el arte es largo y, además, no importa”. Pues eso.
Escrito por Matallanas | 5:53 a. m. | Enlace permanente