Las verdades del hermano Samuel (Por Antonio Sanz)
el rincón de judas. artículo publicado en público
Por Antonio Sanz
Se siente herido en su orgullo. Es como cuando un joven león pelea con garbo, demuestra su destreza, presume de la victoria aireando su melena, pero tras ganar la batalla se encuentra sin trono y es obligado a buscarse nueva manada. Samuel Etoo, no hace tantos meses ídolo del barcelonismo, transita con la etiqueta de transferible por el mundo del fútbol. Así lo decidió Guardiola antes de hacerse cargo del equipo. Eso sí, contó con la anuencia del presidente y del director deportivo. Sí, porque hoy comprenden que la bomba de relojería que pronosticó Florentino Pérez estalló hace meses en el vestuario, aunque con buen botín en las vitrinas del club: dos Ligas y una Champions.
Todo camina hacia el adiós de Etoo a nuestra Liga. Sólo la repentina, también esperada, marcha de Messi a los Juegos Olímpicos hizo reflexionar a la cúpula directiva azulgrana. No a Guardiola. El técnico mantiene su tesis: no quiere al camerunés en el grupo. En su presentación dictó sentencia: “Ni Ronaldinho, ni Deco, ni Etoo”. Athos y Porthos están ya fuera. Aramis, todavía no. A D’Artagnan (Rijkaard) ya se lo cargó el cardenal Richelieu (Beguiristain) con el consentimiento del rey Luis XIII (Laporta). Pero ni ésta es la novela de Dumas ni Etoo pertenece a los mosqueteros. Para empezar, Samuel explotó porque no consentía lo que otros tragaban en el vestuario. Su inexistente relación con Ronaldinho nació tras la falta de actitud y profesionalidad del brasileño. Las sesiones de camilla en el gimnasio enervaban al ‘9’. No podía entender que a ‘Ronnie’ se le consintiera todo. Ninguna autoridad del Barça era capaz de poner el cascabel al gato. Ni tan siquiera el ‘presi’, que había elegido a Samuel como su niño bonito. No queda tan lejos las conversaciones entre presidente y delantero centro con el vestuario en el epicentro de las charlas. Incluso, se recuerda como Laporta solicitó que el camerunés debía portar el brazalete de capitán si no lo hacían Puyol o Xavi, siempre antes que Ronaldinho. Hoy, el dirigente prefiere pasear por los campos de golf antes de cruzar una mirada con quien fue su ojito derecho. Pero Pep se lo dejó claro antes de tomar la alternativa: “quiero una caseta tranquila”, le dijo al mandamás blaugrana. Sin embargo, el cambio de cromos resulta imposible. Todos los deseables -Adebayor, Drogba, Benzema, Robinho…- suponen un desembolso mayor que la venta de Etoo. Además, el rendimiento está por ver, mientras que el camerunés, incluso añadiendo su hosco carácter, ha demostrado una firme fiabilidad rematadora. Los sondeos para ficharlo han recorrido varios puntos cardinales. Desde Uzbekistán a casi cualquier destino en Europa -Milán, Roma, Lyon, norte de Londres, Manchester, Valencia o Madrid-. Aquí me detengo. Calderón, Mijatovic y Schuster estuvieron, todos, por una vez de acuerdo. Como era de esperar, Laporta no recogió el guante. La previa de la Champions va a condicionar el futuro. La baja de Messi puede forzar a alinear al africano. Entonces, no podría jugar la Liga de Campeones con otro equipo. Vaya dilema. ¿Vender o no vender?, se preguntan en la zona presidencial. Mientras, en la zona de la caseta, todos, incluido el protagonista, lo tienen más claro: “hay que salir”. Apuran, pero piensan: “Si Samuel tuviera otra cabeza”, entonces, contesto yo, busquen otro delantero. El ‘9’ es así. Con ese carácter… y con esos goles.
Escrito por Matallanas | 12:38 a. m. | Enlace permanente