De encuestas y otras voluntades (Por Alfredo Duro)
¿os suena?
Por Alfredo Duro
Por lo general no suelo perder mucho tiempo en las encuestas. No creo en casi ninguna, y la excepción a la regla depende del momento, de quién, de cómo y, sobre todo, la intención que oculta el que realmente está detrás de la encuesta. ¿Nos vamos entendiendo? Lo digo por si, a estas alturas, algún primavera perdido por el universo futbolístico se puede creer que es posible darle carácter científico a las retorcidas intenciones que el mundo mediático se ha apresurado a poner en marcha para, en forma de encuesta, dar a conocer al mundo lo que el madridismo piensa y lo que el madridismo quiere. De todas las que han aparecido en los últimos días, hago la excepción que se merece con la publicada por el diario Marca, que no sólo ha asumido el rol de "cuarto poder" que tantas y tantas veces ha demostrado el mundo periodístico que no debe rendir cuentas de oscuras deudas, sino que además, se esmera en hacer creíble su esfuerzo y su compromiso. Por eso y porque, a diferencia del resto, se ha tomado la molestia de poner a varias decenas de encuestadores 'reales' por todo el Santiago Bernabeú, como ya hizo durante las elecciones de 2006, con una anticipación y acierto en los resultados finales que difícilmente han conseguido sus competidores.
El madridismo, que dicho sea de paso, está hasta ahí mismito de que todo el mundo lo utilice y se crea en condiciones de hablar en su nombre, se ha visto repentinamente asaltado por la necesidad de conocer sus intenciones y hasta sus necesidades. Y es entonces cuando surge la gran pregunta: ¿qué necesita el madridismo? ¿qué intención tienen los madridistas de acabar con este perpetuo e inacabable ciclo de escándalos, bochorno y caprichoso gobierno? ¿Quién mantiene este modelo tan antidemocrático y falto de garantías? ¿Por qué se eterniza la ausencia de transparencia y el rollo ricachón que domina el palco y lo que no es el palco?
Justamente eso es lo que no podemos encontrar en ninguna encuesta. Casi todas, empeñadas en reducir el futuro al nombre de un todopoderoso y divino mirlo blanco, engalanado de supuestos poderes metafísicos, para, de esa forma, atribuirse la inmortal condición de "Gran Jefe del Clan" (no confundir con el otro Klan), y de esa manera, devolver al Real Madrid a la cúspide del poder futbolístico y económico que volverá a dominar el mundo. Pues que bien. ¿Y eso es lo que quería Bernabeú?
Nos acordamos del irrepetible Don Santiago para ponerle como ejemplo de guardián del espíritu y el sentimiento blanco que ahora han pisoteado sus sucesores, y le añoramos incluso en sus obsesiones por evitar que el gasto de la luz fuera un exceso o que se le olvidara pagar de su bolsillo los periódicos que cada mañana encontraba en su despacho. Para mantener el mismo espíritu (???), algunos se empeñan en volver al gasto inmoral en 'galácticos' como única medicina capaz de curar al enfermo. Y, al parecer, se hace bandera de ello en nombre de un madridismo que, eso quieren hacernos creer, ya parece haberse olvidado del tremendo daño que el abuso de esa mortífera 'droga' ha causado durante los últimos años.
Supongo que algún madridista de verdad, de los de antes y los de ahora, se encargará de alzar la voz y decirle a los suyos que, efectivamente, es tiempo de pensar en la herencia que el mejor presidente de la historia dejó para este gigante futbolístico y social. Una herencia que pasa por no olvidar el triste presente institucional que vive este club, pero que también se resiste a mirar al pasado reciente para, de esa forma, repetir la vergüenza y el cabreo que desde su tumba de Almansa debería resucitar el indomable espíritu de Santiago Bernabeú, nombre que, por desgracia, no aparece en ninguna encuesta. Así le va al Madrid.
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 8:30 p. m. | Enlace permanente