Otro teatro, otros sueños
Por Alfredo Duro
Dice la leyenda popular que fue un tal Bobby Charlton el responsable de hacer de Old Trafford aquello con lo que se le conoce en todo el mundo: El Teatro de los Sueños. Un lugar en el que el mejor jugador inglés de todos los tiempos cumplió todos los sueños a los que aspiraba. Los cumplió él y colaboró como el que más para que también se cumplieran los sueños de los millones de seguidores (yo no estoy incluido) que tiene el Manchester United repartidos por los cinco continentes. Un lugar y un escenario en el que sus aficionados pudieron idealizar con el paso del tiempo aquello que siempre imaginaron. Eso mismo, guardando las distancias, debieron pensar algunos durante los días previos a la disputa del gran clásico de nuestro fútbol en el Camp Nou. Barcelona y Real Madrid enfrentados el día apropiado, a la hora perfecta y en el momento idóneo para hacer de una rivalidad deportiva una reivindicación política y social con escasos precedentes en el fútbol que todos hemos visto. El sueño de un nacionalismo exultante y extremadamente confiado al que el espectáculo futbolístico de dos colosos imponentes dejó en la cuneta de la trascendencia y la repercusión internacional que algunos buscaron.
Mientras los sueños del Manchester y de la amplia mayoría de las potencias futbolísticas de todo el mundo se centran en ideales que nada tienen que ver con intereses políticos que parecen sacados de otra época, otros han afilado los colmillos y han metido la mano en el fondo del baúl para rescatar enfrentamientos y disputas que ya no pertenecen a este mundo. Conflictos superados por una durísima realidad que el fútbol ha sabido combatir de la mejor manera: con una pelota y dos ejércitos que simplemente han decidido jugar el partido que tocaba. Pocas veces se ha reunido en la misma época y a poco más de 600 kilómetros de distancia tanta calidad y talento. Dos estilos que se alejan y se acercan a la misma velocidad que el balón circula entre esa exposición de fútbol total del futuro que representan Barça y Madrid. Dos ideas futbolísticas que han dejado mudas y sin altavoz las proclamas de un buen número de oportunistas cuya única intención está fuera del catálogo social que les toca vivir a los catalanes…y a todos los demás.
Pasadas las horas no hay recuerdo más potente y unánime sobre lo vivido en el Camp Nou que la descomunal batalla goleadora que Messi y Cristiano Ronaldo siguen empeñados en mantener. Algo de lo que se hablará por los tiempos de los tiempos mientras nosotros nos empeñamos en convertir su increíble duelo en un retorcido juego de supervivencia en el que parece que sólo puede quedar uno. Conviene tomarse en serio la reflexión de Mourinho al respecto porque no parece desencaminado que, efectivamente, acabe por prohibirse un pronunciamiento a favor de cualquiera de los dos. Lo que importa no es lo que cada uno pensamos, lo que importa es lo que piensan ellos dos, y algo me dice que todavía buscan el teatro adecuado para hacer realidad su gran sueño.
Escrito por Matallanas | 12:59 a. m. | Enlace permanente