¿Os suena?
Por
Alfredo Duro
“Ganamos
la Décima y nos vamos”.
Así están las cosas cuando Mourinho y su gente de máxima confianza se refieren
a su futuro. Lo dicen tal y como suena. Dejando claro que dan por terminado su
ciclo en el club, pero también con la firmeza de quién se sabe en condiciones
de obtener el título que verdaderamente desea la mayoría del madridismo. Algo
que para Mourinho dejó hace tiempo de ser una obsesión, pero que responde al
guión perfecto que ya desarrolló en el Inter y en el Oporto. Exactamente eso,
ganar la Champions y decir adiós. ¿Quiere eso decir que de no ganar la Copa de
Europa seguirían en el Real Madrid? Pues difícil saber exactamente lo que
encierran este tipo de mensajes, que en muchas ocasiones, demasiadas, se
plantean más como un desafío que como una intención real. Si Mourinho quiere
abandonar el Real Madrid a final de temporada lo hará. Tiene absoluta libertad
para hacerlo porque la letra pequeña de su contrato y las condiciones reales
que se manejan en el fútbol de este nivel así se lo permiten. Olvídense de
cláusulas de compensación y cosas por el estilo. ¿Lo quiere de verdad? Sólo él
lo sabe.
No seré yo
el que ponga en duda las posibilidades que tiene el Real Madrid de levantar el
próximo 25 de mayo en el estadio de Wembley
la que sería su décima copa de Europa. Tan posible como lo es el hecho de haber
priorizado internamente esta temporada la competición europea. Ha ocurrido en
otras ocasiones, y en alguna de ellas el Madrid acabó coronándose rey europeo.
Ni tan siquiera Mourinho parece haber escapado a esa diabólica relación que los
blancos tienen con la Copa de todas las Copas. La historia merengue habría
quedado reducida a algo demasiado simple de no haber sido por “su
trofeo”. Lleva Mourinho el tiempo suficiente en el Madrid para saber
que un ciclo victorioso no se cierra mientras que no llegue a la sala de
trofeos una nueva Copa de Europa. Si conquista “La Décima” Mourinho se
habrá consagrado como uno de los entrenadores legendarios de este club. Con un
apoyo y un respaldo social difícilmente superables por cualquiera de los que en
el futuro se siente en el banquillo de Chamartín. Mourinho lo sabe, y por eso
irá a muerte a por ella. ¡A muerte!
Les ha dicho
Mourinho recientemente a los periodistas de la Radio Televisión de Cabo Verde
que “tengo
alma de navegante portugués y adoro experimentar cosas nuevas en sitios
diferentes”. ¿Es una simple pista? ¿Es una declaración de intenciones
que no admite objetivos de ningún tipo a final de temporada? “Para
estar en un sitio necesito encontrarme cien por cien motivado”. ¿Lo
está en el Madrid? De no ser así estaría cometiendo una irresponsabilidad de la
que no le creo capaz. Una cosa es destapar la caja de los truenos que ha
desatado en el madridismo la tormenta actual, y otra muy distinta renunciar a
los principios que le han convertido en “The Special One”. Ocurre que, en
ocasiones, veo a Mourinho como un púgil que espera en el centro del ring con
los guantes calzados a que su oponente aparezca para buscar el K.O. en el
primer golpe. Para su desgracia, ningún púgil de los que actualmente pulula por
el fútbol español está por la labor de subir a ese ring. Con la marcha de
Guardiola, Mourinho se ha quedado sin rivales de su mismo peso. Por eso y por
otras cosas le sale el alma de navegante portugués. Es lo mejor para evitar que
todo esto acabe en naufragio.
Duro
¿os suena?