FRIMA INVITADA. José Luis Hurtado
Raúl no vive en Hollywood
POR JOSÉ LUIS HURTADO
Un tiburón de los negocios mira por la ventana de su despacho en Los Angeles. Ya lo ha decidido. Dentro de unos años veremos como en el pabellón Staples Center de los Lakers montan un fiestorro. Cogerán la camiseta número 8 de Kobe Bryant, la llevarán al techo de la instalación, el chico de los 81 puntos tomará el micrófono, nos pondrá los pelos como escarpias, Jack Nicholson y sus amigos sonreirán como sólo los granujas saben hacerlo, y nadie más sudará y manchara el recuerdo de ese número 8. Por allí se desploman ante lo que llaman 'uno de los nuestros'. Sí, seguro que en el show en la pista sobrará el olor que te hace sentir dentro de una hamburguesa, los labios color rojo encendido y los asientos con Barbies de silicona. Bueno.
Entre Madrid y Hollywood hay un carrito de horas. Por aquí, un tío con las piernas torcidas como un vaquero corre por el valle de Valdebebas. No regala sonrisas. Así ha hecho su carrera. No es un truhán del márketing. Se acerca a los 29 años. Roza los 30, una cifra venenosa que en España equivale a ser objeto de la casa de empeños. Ha aparcado ya las muletas en doble fila. Su rimbombante nombre es Raúl, así de corto, sin siglas ni adornos. De profesión, futbolista. Sólo ha jugado en el Real Madrid. Es su número 7.
En España también hay despachos. Se inventan muñecos con el careto del jugador, se venden calzoncillos en las tiendas del club, se toca con maestría y ansia la tecla del euro. Pero en España el homenaje equivale a un insípido partido en el que los porteros se dejan los goles. Eso si estás vivo. Hay alergia a dar un hasta luego con todas las letras de la ley. Es una extraña vergüenza.
Raúl merece que dentro del despacho estén inspirados, que el Bernabéu reviente, que nadie más manche ese número, que esa camiseta sea pieza de coleccionista. Seguro que Juanito y Butragueño (otros dos sietes de leyenda), la real alianza de civilizaciones entre el cielo y la moqueta, entre la calle pura y dura y el cole de pago, están de acuerdo. Lo mismo vale para el Barça con Guardiola, la Real con Arconada, el Depor con Fran y Mauro o quien sea. No me apetece ponerme colorado dentro de unos años una noche cualquiera al ver a Kobe Bryant con arrugas llorando. La comparación no debe ser odiosa. No me quiero acostar con la chulería de Nicholson en el cerebro. Hollywood ya tiene el show en la agenda. Raúl nació aquí. Y es uno de los nuestros.
Escrito por Matallanas | 9:38 a. m. | Enlace permanente