Bochorno en el Manzanares
Gil Marín negocia con los ultras
El consejero delegado del Atlético baja hasta la grada para pactar con los hinchas radicales que no armasen más lío
D. B. / E. G. - Madrid
El consejero delegado del Atlético, Miguel Ángel Gil Marín, protagonizó una curiosa negociación con los cabecillas del Frente Atlético. El partido ya se había reanudado cuando algunos exaltados insultaban a Enrique Cerezo, el presidente del club rojiblanco, y le pedían que retirase al equipo del césped. Gil Marín saltó por detrás del palco y se plantó frente a dos seguidores para razonar con ellos. Fue bajando las escalerillas que llevan hasta una de las esquinas del fondo Sur y hay siguió su parlamento con alguno de los responsables de la peña de fanáticos. Pidiéndoles, según confirmó uno de los líderes, que dejasen de armar lío.
Ya con el partido concluido y, supuestamente, la negociación de Gil Marín con los seguidores más radicales de su equipo, Juande Ramos, el entrenador del Sevilla, razonó la momentánea suspensión del encuentro: "No se podía jugar con un lanzamiento de objetos tan abundante. Era imposible". El técnico reveló que al meta de su equipo, antes de que le arrojaran una botella de cristal, "ya le habían dado dos veces más". Ramos confesó no saber los motivos por los que el árbitro reanudó el encuentro y aseguró que en ningún momento les dijo que se fuera a suspender definitivamente. Sobre el carrusel final de expulsiones y la cantidad de tarjetas que vieron los jugadores rojiblancos su análisis fue: "El Atlético quería ganar por las bravas y al fútbol se gana jugando".
Una observación que replicó Pepe Murcia que calificó el juego de los suyos de "viril, pero no violento". De hecho, Murcia aseguró que sus futbolistas hicieron "el mejor fútbol desde que yo los dirijo". Una afirmación que contrasta con la visión de Ramos: "Hemos sido infinitamente superiores".
Murcia no quiso valorar la decisión de Ayza y se escudó en el habitual latiguillo de "no hablo de los árbitros" para eludir las preguntas sobre el asunto. El técnico confió en que sus jugadores "se enfríen pronto para reanudar el trabajo", dando alguna pista del estado anímico del vestuario rojiblanco, al que llegaron muy enfadados tras el choque.
Leo Franco, el portero que detuvo dos penaltis, tuvo algunas palabras de reproche para su propia afición: "Creo que las formas de los hinchas, a veces, no son correctas". En esa misma línea, se negó a contestar lo que siente un meta cuando le cae una lluvia de objetos: "Entonces, tendría que ser sincero". Sobre la actuación del árbitro, comentó su extrañeza por la reanudación del choque y dijo: "Ya estaba en la ducha".
La víctima, Palop, declaró que nunca había sufrido algo así en un campo: "Cuando me empezaron a caer cosas, pensé que era normal, pero, al ver que me habían lanzado una botella de whisky, que no me dio por poco, me puse muy nervioso y pedí que se parara el choque". A Palop le dio un objeto en la oreja, otro en la espalda y otro, "una botella de plástico", en la pantorrilla. El meta también reveló que Torres le había dicho algunas palabras que no le habían "gustado nada".
Escrito por Matallanas | 2:15 p. m. | Enlace permanente