La llave maestra de los Xavis
José Manuel García ('Quedado especial' de MaTA-dor en Costa Ballena)

Este Mundial nos está regalando un montón de buenas sensaciones. La primera: la constatación del gran talento que sostiene a España. Los Xavis se han hecho con el balón y reparten juego con sabiduría. Tanto el vasco como el catalán buscan siempre la mejor opción y ésta suele encontrarse casi siempre en los pies de Fernando Torres. Otro crack.
Casillas, Puyol, los Xavis y Fernando Torres, una columna vertebral campeona, de lo mejor del mundial. A su lado, una cohorte de buenos segundones que ha asumido magníficamente su rol. Sergio Ramos, Villa, Luis García, Senna, Pernía y Pablo, gente que compactan el grupo y han hecho que España adquiera la forma de equipo granítico, con mentalidad ganadora, que hace del buen trato del balón una filosofía de vida.
¿Y Raúl? Raúl también tiene su sitio pero asumiendo que la manija la llevan otros, que el timón y la brújula se guardan en el baúl de los Xavis, pero la picardía, experiencia y habilidad del madridista son de gran utilidad, como ha quedado demostrado.
A la sombra del árbol de los Xavis aguardan Cesc e Iniesta, que agrandan la cuota de talento de España y garantizan la continuidad.
Ahora habrá que aguardar que los buenos resultados caigan al patio hispánico y erradiquen por un lustro (o para siempre) esta horrorosa frase hecha leyenda: "Jugamos como nunca, perdimos como siempre".
Yo creo que los Xavis se han confabulado para enviar a los infiernos esa historia que nos recuerda que jamás nos comimos un rosco. Por muchos ronaldos y ronaldidnhos que nos presenten, por muchos 'zidanes y henrys' que nos encaren, o suizos o coreanos (con el pariente Al Ghandour silbato en mano) que nos merodeen, las leyendas son papeles en disposición urgente a romperse en mil pedazos. Buen despertar el tuyo, Zapatones: sólo hay que mirar el presente luminoso de España para percatarnos que el futuro de esta selección tiene un amanecer con sol en todo lo alto.

P.D. Pido un millón de disculpas por haber calificado de idiotas a los que ven con ojos diferentes los músculos y el talento de Ronaldo. No he pretendido herir a nadie. No hay excusas. Perdón, sin más puntos ni más comas que la de alguien tan imperfecto como yo, amasijo de carne y huesos que a veces piensa.