Regreso a la Champions
Crónica de un viaje europeo con el Real Madrid tres años después...
Hoy he vuelto a viajar con el Real Madrid a un partido de Champions. No viajaba con el conjunto blanco a un partido de la Copa de Europa desde abril de 2003, desde aquel partidazo que se marcó el Real Madrid de Vicente del Bosque en Old Trafford con aquel 'hat trick' de Ronaldo en el 'Teatro de los sueños'. Aquel partido en que Beckham se despidió, metafóricamente, aún le quedaba algún partido, de su afición al final del partido, tras demostrar a Ferguson que dejarle en el banquillo una hora ese día ante el Real Madrid era una decisión personal, no técnica. Aquel partido en que sentenciaron a Del Bosque porque se sacó de la manga a McManaman de titular (¡y qué partidazo se marcó Macca!). En aquel viaje a Manchester se iniciaron los contactos además con Queiroz. Luego ya no viajé a Turín cuando la Juve eliminó a los blancos y sentenció definitivamente a Del Bosque.
Y no ha cambiado especialmente la decoración de un viaje de Champions con el Real Madrid. Ha variado la terminal, (la T-4 cada día me mola más), pero no se ha modificado toda la parafernalia de cuando te plantas en el aeropuerto después de una hora de atasco en la M-40. Llegas, y junto al trinque de El Corte Inglés (flojito esta vez), te entregan un sobre con llaveros y pines del Real Madrid (esto es de la época de Bernabéu, la evangelización no la inventó Florentino). Acto seguido, ya con la tarjeta de embarque a buen recaudo, te agasajan con una bolsa de plástico, que el que sabe de su existencia la espera impaciente al ver dos grandes cajas repletas del picnic. La bolsita lleva dos bocatas preparados por el Meson Txistu, dos bocatas de los que te llevabas de pequeño a las excursiones del cole. Un de filete empanado (exquisito, como el que te hacía tu madre) y otro de ese jamón delicioso del Txistu. Estos bocatas son una delicia gastronómica y económica para el enviado especial. ¿Por qué económica?, os preguntaréis alguno, pues porque el día del viaje es una comida muy nutritiva que te permite ahorarte la dieta (a quien la tenga, yo ahora voy a gastos, pero en Marca si disfruté de esta forma de ahorro gracias al detalle de Txistu).
Los jugadores llegan ahora más pegados de hora que hace tres años. Como Valdebebas está al ladito de la T-4, salen en el autocar cuarto de hora antes del embarque y llegan y se meten directamente al avión (los encargados del material ya han facturado todo lo facturable casi dos horas antes). Y ahora los futbolistas se sientan en la parte delantera del avión (por decisión de Capello esta temporada) haciendo currar de lo lindo en la llegada a los compañeros gráficos que se tienen que adelantar, antes del aterrizaje (por cierto, el piloto no debía ser madridista hoy porque ¡cómo se ha movido el chisme en la aproximación!) cargados con sus cámaras para captar el recurso eterno de la llegada del equipo al aeropuerto de la ciudad donde juega.
Respecto al 'glamour' galáctico (que viví en su máxima expresión en la Asian Tour 2003, ya con Beckham en el equipo, pero sin Del Bosque), quizás haya bajado un pelín. No es que se note en un solo viaje la ausencia de Figo o Zidane, pero, al tampoco estar Ronaldo, precisamente Beckham ha sido el más solicitado por un centenar de aficionados en la llegada a Lyon. Entre Ramón Calderón y Florentino la principal diferencia que se ha visto hoy es que Calderón se ha movido por el avión y ha departido con Capello. Florentino se movía por la zona de la prensa en alguna ocasión (si había algún reproche o algún vacile) y en alguna ocasión también se acerba a los futbolistas o el técnico, pero esas aproximaciones durante el vuelo eran de manera excepcional.
El estadio del Lyon, Gerland, no es Old Trafford, y el Madrid de Del Bosque no es este de Capello, pero seguro que mañana se verá un partido intenso, de emoción, de Champions League, vaya. Ya no está Makelele, pero el Real Madrid ha duplicado por dos al francés (Emerson y Diarra) buscando el equilibrio que le haga ganar títulos de nuevo. Ya no están ni Figo, ni Zidane, ni el que los fichó, pero sigue Raúl. Ya no viajan ni Solari ni Macca ni Helguera, pero aquella denostada clase media ha sido sustituida por españoles de nivel como Sergio Ramos o Reyes, y jugadores de futuro brasileño como Robinho o Cicinho, o figuras contrastadas internacionalmente como Cannavaro y Van Nistelrooy, tras el paso fugaz, triste de los Samuel, Gravesen, Diogo, Woodgate o Pablo García. El Real Madrid que cautivó a Old Trafford con aquel 'hat trick' de Ronaldo no ganó la Champions pero acabó ganando la Liga. Luego, con Queiroz, ganó la Supercopa, pero esa nadie la cuenta. Tras aquella Liga, llegó la noche del Txistu, la salida de Del Bosque y Hierro, la marcha de Makelele, la llegada de Queiroz, la marcha de Valdano, las llegadas y salidas de Sacchi, de Luxemburgo, de Benito Floro de López Caro, la marcha de Figo, la espantada de Florentino, la retirada de Zidane, las elecciones, el voto por mensajero y fraudulento, la victoria de Calderón, la llegada de Capello, las promesas incumplidas de Cesc, Robben y Kaká, la casi salida de Ronaldo... Y el Real Madrid sigue ahí, vamos aquí, en Lyon donde mañana debuta esta temporada en su competición preferida: la Liga de Campeones, la Copa de Europa.
En una horita nos llevan (es más cómodo ser enviado especial en grupo que cuando viajas solo, a buscarte la vida) a las ruedas de Prensa y al entrenamiento...
MaTA-dor desde Lyon
Escrito por Matallanas | 4:43 p. m. | Enlace permanente