Comprando sentimiento (Por Antonio Sanz)
el rincón de judas. artículo publicado en público
Por Antonio Sanz
Hace cuatro años la patronal del Atleti anunció que era el momento de arrinconar el sentimiento y que aflorara profesionalidad. Así se justificaba el fichaje de un director deportivo sin pedigrí, después de más de quince años con ex jugadores de la casa. Esa es curiosamente la enérgica queja del vigente, “no me quieren porque no soy atlético”. Pero no, la afición no lo admite porque su gestión encadena un error tras otro. Eso sí, su silla es firme porque es sujetada por el dueño. Quien, por cierto, admite que cuantas más críticas recibe el sujeto, más seguro habita en su cargo. Pero, curiosamente, el sentir de los colores, algo ya escaso y pretérito en el fútbol moderno, provocará la primera crisis. Tras desembarazarse de Salvio, por quien se pagó una fortuna para que ahora se marche cedido, Fran Mérida pidió a voces recalar en el Manzanares. El catalán retorna tras su titubeante paso por la Real Sociedad, pero con respaldo rojiblanco -dormía con la camiseta de Torres como pijama cuando soñaba en Londres con vestirse atlético-. Ese deseo, más su buen hacer futbolístico, mandará a Simao al banquillo. Por aquí, comprobaremos si Quique mantiene la doble vara de medir: una, para las estrellas y la otra, para el resto, los más débiles, los menos mediáticos. La sombra de Maxi planeará y el entrenador debe demostrar su habilidad para que el equipo no se descabalgue en la Liga. Para eso le han dado mimbres, a precio excesivo, pero buenos mimbres, al fin y al cabo. Si Filipe es un buen lateral, Godín es un buen central. Dos posiciones donde se necesitaba equilibrar, pero mal negociadas: uno saldría forzado por la deuda del Depor y el otro vivía castigado por el Villarreal por un comportamiento oscuro. Por el contrario, el club no hizo caja ni con Forlán ni con el Kun, manteniendo así su gran sostén, la pegada, pero adoleciendo de un creador de juego -que nunca será Tiago-. Pero éste, es un mal repetido.
Escrito por Matallanas | 12:47 a. m. | Enlace permanente