De galácticos, siderales y una diferencia estratosférica
A estas horas ya se han escrito ríos de tinta sobre el Madrid-Barça de anoche. Y se seguirá hablando de la exhibición del Barcelona sideral durante días, semanas. La diferencia entre los eternos rivales fue abismal. En estos partidos habitualmente da igual como lleguen los equipos y las fuerzas se igualan, pero el sábado no sucedió esto. La diferencia fue estratosférica, tan grande que dio la sensación de que el Barcelona bajó el pistón y no quiso humillar al Real Madrid. Quizás el hermoso gesto de los aficionados del Real Madrid de ovacionar al rival, de aclamar a Ronaldinho tras el tercer gol barcelonista, ablandó a los culés que se limitaron a marear a los blancos ante la impotencia del banquillo y el palco madridistas.
El Barcelona es un equipo y el Real Madrid es un grupo de grandes estrellas reunidas arbitrariamente, sin planificación deportiva alguna, que puede ganar partidos, pero que tiene complicado jugar un buen fútbol, lo que exige y degusta la afición madridista. La ovación de los seguidores blancos que abarrotaron el Bernabéu a su mayor rival es un aplauso al fútbol, un aplauso a lo que les gustaría ver en su equipo.
Se ha disparado la rumorología y ya se afirma que Luxemburgo puede salir en los próximos días del Madrid, concretamente tras el partido del miércoles ante Lyon, si se repite otro desastre, que podría hacer que la gente se volviese al palco, algo que no ha ocurrido mayoritariamente ni con dos años de sequía de títulos y algo que no soportaría el presidente del Real Madrid, que no deja de ser el máximo responsable del desaguisado merengue, de los enormes fallos estructurales que tiene el Real Madrid en la construcción de su plantilla, de no haber hecho un plan renove de galácticos cuando debía, de haber reforzado al Barcelona con Etoo, que era suyo, con Ronaldinho, que le tenía fichado, o con Deco, a quien también tenía a tiro y no contrató por su supuesta falta de glamour.
El Barcelona es un equipo y el Real Madrid es un grupo de grandes estrellas reunidas arbitrariamente, sin planificación deportiva alguna, que puede ganar partidos, pero que tiene complicado jugar un buen fútbol, lo que exige y degusta la afición madridista. La ovación de los seguidores blancos que abarrotaron el Bernabéu a su mayor rival es un aplauso al fútbol, un aplauso a lo que les gustaría ver en su equipo.
Se ha disparado la rumorología y ya se afirma que Luxemburgo puede salir en los próximos días del Madrid, concretamente tras el partido del miércoles ante Lyon, si se repite otro desastre, que podría hacer que la gente se volviese al palco, algo que no ha ocurrido mayoritariamente ni con dos años de sequía de títulos y algo que no soportaría el presidente del Real Madrid, que no deja de ser el máximo responsable del desaguisado merengue, de los enormes fallos estructurales que tiene el Real Madrid en la construcción de su plantilla, de no haber hecho un plan renove de galácticos cuando debía, de haber reforzado al Barcelona con Etoo, que era suyo, con Ronaldinho, que le tenía fichado, o con Deco, a quien también tenía a tiro y no contrató por su supuesta falta de glamour.
Escrito por Matallanas | 8:00 p. m. | Enlace permanente