LECTURA. Entrevista a Frank Rijkaard (La Futbolería)
ENTREVISTA A FRANK RIJKAARD
“Un conjunto de individualidades no es un equipo, por eso hay
que trabajar a diario y recordar siempre que eres un bloque”
“La táctica no es sagrada, lo importante es cómo la interpreten los jugadores y su calidad”
“Mi felicidad es ver a los jugadores riendo en el
vestuario y a la afición contenta”
“Se necesita un líder en cada línea: en el gran Milan, Baresi lo era en la defensa; Ancelotti en la media y Van Basten, en la delantera”
“No se pierde un partido por jugar bien; hay que salir a ganar”
“Prefiero el compañerismo a la competencia, el colectivo, la unión de la plantilla es fundamental para jugar bien”
“De Sacchi aprendí a atacar y a intimidar”
ROBERTO PALOMAR Y JAVIER G. MATALLANAS
Rijkaard se fuma seis cigarrillos en 40 minutos de tertulia. Pero no se le ve en absoluto nervioso. Habla pausado y, cuando una pregunta no le gusta, hace como que no controla castellano, aunque su mirada pícara le delata. Reconoce que ha llegado al Barça sin currículo alguno: “Hay cosas en la vida que no puedes explicar, pero te pasan. Pero creo que es importante tener buena voluntad y aceptar y estar cómodo con la responsabilidad”. Ahí van más reflexiones de Frank, que asegura que hace años que ya superó ese momento “fastidiado” de pasar de jugador a entrenador. Del ‘súperclase’ que fue en el césped, Rijkaard conserva su indumentaria y, de paisano, junto a sus jugadores, es difícil diferenciar si es el entrenador o el ‘todocampista’ que deslumbró en el Milan con Sacchi.
¿Cuál ha sido su modelo de fútbol? ¿Le marcó Sacchi para convertirse en entrenador?
Yo me crié en el Ajax del 4-3-3, con dos mediocampistas, un mediapunta y dos extremos. En el Milan jugué siempre el 4-4-2. Básicamente, he tenido suerte, ¿no? Porque con el Ajax se está siempre educando a los jugadores para jugar fútbol atractivo, con un líbero que también sube al centro del campo. Y, al llegar al Milan, prácticamente fue igual, porque Sacchi cambió la mentalidad del Milan, pero también la del fútbol italiano. Sorprendió, porque quiso jugar en el campo contrario, teníamos que presionar al rival y fue una cosa muy rara en Italia: intimidar y atacar y, encima, con gol. Eso aprendí de Sacchi: a atacar y a intimidar.
Fue nuevo en todo el mundo...
Sobre todo en Italia, porque jugando atrás estaban cómodos. 0-1 ó 1-0... incluso un empate estaba bien. Y con Sacchi no, Sacchi siempre decía ‘marca- mos un gol y vamos a seguir hasta que marcamos el segundo; y marcamos el segundo y vamos a seguir hasta que marcamos otro’. Entonces, mi filosofía de fútbol es una mezcla de todo lo que he vivido en mi vida, cosas que me resumen como futbolista y como entrenador. Me gusta más un juego en el que se buscan iniciativas.
El Barça tiene un poco del Milan a la hora de presionar. Cuando se duerme el defensa contrario, hay cuatro del Barça ahí.
Yo creo que es fundamental, cuando quieres buscar iniciativa, encontrar una manera de que no sea un jugador individualmente el que la busque, tiene que ser un trabajo de todo el bloque. Cuando no tenemos todos la posición, no es el momento de presionar, hay que aguantar, hay que bascular y esperar a estar todos en posición para arrinconarlos. Eso es señal de que ya vamos. Creo que ese movimiento es una cosa bastante simple, ¿no? Inmediatamente, van a dejar impresión de que se trata de un equipo, que no están cada uno a lo suyo. Un conjunto de individualidades no es un equipo, y por eso hay que trabajar cada día: para recordar que eres un bloque.
Porque el Milan suyo, el ‘Gran Milan’ de Sacchi, sin los futbolistas que estaban allí, no se hubiera podido realizar, ¿verdad? El nivel técnico-táctico de esos futbolistas fue el que consiguió que funcionase aquello tal y como funcionó.
Sí, yo creo que sí, no me gusta nunca comparar, hablo sólo del Milan, no de mi equipo ahora. La táctica del Milan fue de derroche, de nivel, ya está en la historia del fútbol. En dos temporadas en la liga italiana no perdimos casi sin ningún partido. Desde luego, funcionaba.
¿En ese momento eran conscientes de que estaban protagonizando una revolución del fútbol moderno?
Como futbolista vives día a día, piensas en cada partido. Es obligatorio para un gran club entrenar para ganar y tener un sistema táctico que trabajar con un equipo que esta funcionando, y que la táctica tenga recepción en los jugadores. Que sepan interpretarla, unos se sienten más cómodos, y todos tienen momentos. Gastando menos energía, deben saber que tienen más energía para hacer las acciones.
¿Vio a su Milan desde la grada? ¡Cómo se movían!
No, yo casi nunca he visto un partido después de haberlo jugado.
¿Nunca los veía después?
No, siempre estaba pensando en el partido siguiente.
Pues era increíble, no sé si era mejor jugar o verlo jugar, ¿cómo se llega a ese nivel de perfección?
Sacchi tenía algo que los jugadores entendimos, porque la interpretación de los jugadores es fundamental siempre. Para mí, la táctica no es sagrada, porque, por ejemplo, la táctica fue pararnos en el campo y presionar de una manera. Pero muchas veces los jugadores éramos los que la interpretábamos. Si la pelota estaba ahí, Ancelotti y yo nos movíamos de una manera. Ancelotti era un jugador de gran calidad, tenía una mentalidad increíble. Cuando la pelota estaba allí, hacíamos otro movimiento, casi de memoria. Hay una táctica, pero lo importante es la interpretación de los jugadores y Ancelotti la interpretaba perfectamente. Lo importante es el espíritu de la táctica y que se interprete bien. Puedes jugar bien o mal, pero siempre ves algo que recuerda a un equipo, eso es fundamental.
¿Su Barça ya lo ha conseguido?
Ya está, pero a veces necesitas un retoque, ves que hay cosas que no salen. Hay momentos en los que estás descubriendo la perfección.
Y en su Milan, ¿era Baresi el que mandaba? ¿Hace falta un líder de este tipo?
Por eso, cuando la gente me habla del mejor jugador del mundo, del Balón de Oro... Yo respeto al que lo gana, se lo merece, pero nunca he estado de acuerdo con estos premios. Para mí, sería más justo dar uno al mejor portero, al mejor defensa, al mejor centrocampista, al mejor delantero. Eso sería lo ideal, porque un defensa no puede marcar goles y un centrocampista tiene dos acciones individuales. Un equipo necesita un líder en cada línea. Baresi lo era en la defensa, Ancelotti en la media y Van Basten, en la delantera.
El Barça no corre tanto como parece, ¿verdad?
Cuando no estamos bien plantados tácticamente, corremos más, sufrimos más. Si un mediapunta presiona solo, no vale para nada. Mentalmente, todos tienen que estar dispuestos a ayudar a sus compañeros, y no es fácil ir en bloque, que es la clave. Hay que interpretarlo bien.
¿Qué es para Rijkaard jugar bien?
Es el colectivo, compañerismo en el campo, la voluntad en el campo, eso es lo fundamental. Busco un equipo unido que se mueva junto en el campo y, cuando esto funciona, hace un buen partido. Pero un equipo que pueda funcionar tácticamente a la perfección, si no tiene calidad, es un buen equipo... pero no puede levantar al público. Es lo que tienen Deco, Xavi y otros, esto es lo que califica un buen partido. Yo prefiero el compañerismo a la competencia. Eso es lo que busco para que mi equipo juegue bien, el compañerismo.
Y del eterno debate Menotti-Bilardo, ¿importa jugar bien o ganar?
No se pierde un partido por jugar bien. Mentalmente, es mejor que intentes jugar bien y otros detalles pueden decidir que ganes o pierdas un partido. Cuando juegas bien, los jugadores tienen la sensación de estar cumpliendo con su trabajo y quieren seguir en esa línea, aunque pierdan. Pero no se puede estar contento jugando mal y ganando, está claro.
En el Camp Nou, en el Bernabéu y en San Siro, hay que jugar bien siempre.
Si por eso digo que los jugadores que llegan a un gran club como el Barça, tienen que tener esa experiencia siempre para ganar, pagan mucho dinero para entrar en el campo y quieren ser felices con el juego de su equipo. Cuando has cumplido eso, eres un gran entrenador, te gusta mucho jugar al fútbol. Hay que jugar bien y ganar.
A Rijkaard se le ve sin presión alguna, ¿cómo lo consigue?
Es el resultado de mi carrera como futbolista y estoy acostumbrado a saltar al campo para ganar. Cuando piensas así, no hay presión. Entras al campo, quieres ganar, da igual el rival
y el estadio, eso no cambia nada. Cuando hay ganas de ganar a cualquier equipo y realizas el trabajo unido a tus compañeros, la cosa funciona. La motivación te viene desde dentro y da igual el rival. Yo no siento presión, lo que sí siento es la felicidad de la gente, de los socios, la felicidad de los jugadores en el vestuario. Son cosas que siento muy dentro. Mi felicidad es ver a los jugadores riendo, a la afición contenta y a la directiva satisfecha.
¿Cómo ve la importancia del marketing en el fútbol?
Es una tendencia, el fútbol siempre está cambiando. Es normal la inclusión del marketing en el deporte, en el fútbol, en la vida. A mí no me molesta mucho, lo que es importante que el jugador. Si hay una estrella que hace muchos anuncios y no le afecta a su juego, pues muy bien. El propio jugador tiene que entender cuándo le afecta. Tiene que ser inteligente, saber parar y decir 'basta, cuidado con el equipo’. El jugador debe ser inteligente, es lo que hay que saber gestionar.
¿Se puede tratar a todos los jugadores por igual?
El mundo del fútbol no es diferente a la vida cotidiana y no somos todos iguales. Hay que valorar cómo es cada futbolista y comunicarse con cada uno para que el mensaje le llegue, que es lo importante.
Fotos: Miguel Ruiz
Rijkaard no va de duro, no cree en los gritos para convencer: “Lo importante es que el mensaje llegue al jugador. Creo que con un tono sencillo se atrae más la atención del jugador que gritándole”Escrito por Matallanas | 8:55 a. m. | Enlace permanente