¿Os suena?
EL CIRCO DE MANOLITA CHEN
Por Alfredo Duro
Acuñé el apelativo hace algunos años, en los primeros tiempos de 'La Futbolería', tertulia entrañable que de la mano de Miguel Angel Méndez, hoy al frente de los deportes de Onda Madrid, impulsó los primeros andares de Radio Marca. Por entonces, la selección española de fútbol, al igual que hoy, no le ganaba a nadie. Bueno sí, ganaba la práctica totalidad de los bolos infumables y la gran mayoría de inservibles partidos de clasificación para Eurocopa y Campeonatos del Mundo. Debo reconocer que era una época en la que se atisbaban cambios pero yo seguía mediatizado por aquella “furia roja” en blanco y negro de los sesenta/setenta en la que las decepciones y frustaciones se nos colaban en casa como los cobradores de “El ocaso” y de la televisión que nunca acabamos de pagar.
Tiempos de algunas privaciones, no muchas, pero de fotografías que perduran y no te cansas de revisar. Una de ellas, de las más entrañables, la de los carromatos que transportaban a los feriantes que acudían a las fiestas de los pueblos más olvidados de la península. Yo no vivía en ningún pueblo, pero el sur de Madrid (en Villaverde nací y por Getafe me acabé de curtir) y algunos de los rincones que visitábamos en verano en los hinchadísmos seiscientos y ochocientos cincuenta, compartían el itinerario de aquellos herederos de títeres, bufones y maestros de la burla y el ingenio. Y entre todos ellos, un nombre que año a año se agigantaba. Un nombre que se bañaba en interminables bombillittas de colores y falso neón... ¡El circo de Manolita Chen! Daba exactamente igual el pueblo o el barrio en el que te encontraras. Cuando llegaba la semana de fiestas y se ocupaba la amplia explanada destinada a todo tipo de pseudoatracciones, uno podía estar seguro de una cosa: el mejor sitio sería para el circo de Manolita Chen. Nunca fallaban.
Nunca falló tampoco la selección española de fútbol en atender las ferias de las distintas ciudades que se reparten por nuestra piel de toro. Es difícil encontrar un solo estadio de fútbol en nuestro país que no haya sido inaugurado por la selección. Huelva, León, Cáceres, Badajoz, Almería, Granada, Palma de Mallorca, Elche, Alicante, Albacete, Las Palmas, Tenerife y un largo etcétera. ¡Todos con España! Cualquier evento y acontecimiento que se preciara contaba con la presencia de la selección española de fútbol. Un día pregunté por qué la selección había jugado en todos los campos del país y nunca había pisado Getafe. El lamento me duró un par de meses, que fue lo que tardó la Federación Española de Fútbol en montar un más que interesante bolo en el Coliseum Alfonso Pérez entre España y Andorra. Aquél día, en plenas fiestas de Getafe, me acordé de Manolita Chen, cuyo circo ya hacía algunos años que había desaparecido de las ferias de nuestros pueblos.
Nunca pensé que mi comparación de la selección española de fútbol con el circo de Manolita Chen fuera tan injusta. A Manolita no le habrían dolido prendas para poner en su sitio a todos los que, desde Luis Aragonés y su colaborador Paredes, pasando por la Federación y acabando por los de siempre, los jugadores, se han burlado de lo que representa nuestra selección. Sus escupitajos a los más elementales principios de la ética futbolística les delata a todos. Manolita Chen exigía a los suyos un comportamiento ejemplar con sú público, y nunca rechazó hacer funciones extras sin otra cosa a cambio que nuestro afecto y nuestra felicidad. Estos, sin embargo... ¡¡¡Vamos Suecia!!!!
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 9:25 p. m. | Enlace permanente