El Butacón del Garci (XX)
De machos y no tan machos
Por José Manuel García
El Sevilla pasó el sábado por encima del Real Madrid, aunque a más de un plumilla de postín (y dos y tres y cuatro…) se le vio el plumero y enmascaró el fracaso del equipo de Fabio Capello endiñándole un enorme cañazo al canterazo Mejía. No vieron la meritoria y clara victoria del SFC, vieron el gran fallo de Ronaldo, que “completamente solo ante Palop, se vio incapaz de batir al meta sevillista”. Para tirar cohetes, vamos.
Y no dicen nada, na-da, de la jugada en la que Kanouté se plantó ante Casilla y mandó el balón a la sexta galaxia. Por supuesto, ninguno de estos santones de la pluma (madridista) observó cómo el gigantón malí sevillista fue agarrado, y derribado, dentro del área por Roberto Carlos.
El Sevilla fue más macho que el Real Madrid porque jugó mejor y no porque meara más lejos que el adversario madridista; fue mejor que el Real Madrid porque leyó el partido a la perfección y puso la directa en el momento preciso. Ganó y no lo hizo por un golpe de genialidad de Chevantón; ganó porque, minuto a minuto, fue dejando caer granos de superioridad, porque ató bien a los pensadores madridistas, que terminaron huyendo como niñas. He visto la cara desencajada de Guti en cada falta sevillista. ¿Buscaba al primo gigante de Zumosol? Al final, Capello se percató y cambió al 14, que se había borrado del mapa nada más saltar al campo, justo cuando vio de cerca a 'Danialves' y a Poulsen.
Ganó el Sevilla, y bien, porque sus jugadores, que no hicieron el mejor partido de la temporada, siempre dieron la cara y fueron a por los tres puntos con la fe ciega de los kamikazes. Los de Juande Ramos no se arrugaron cuando vieron el 0-1 en el marcador, esa adversidad duró lo que cien euros bajo el reloj de la Puerta del Sol, cuando el zapatazo de Luis Fabiano sacudió el larguero y Kanouté engañó a Casillas.
Nadie habla del árbitro, el repeinado Muñiz Fernández, que ya se la jugó a los sevillistas en el Camp Nou (expolio arbitral de grado uno) y que a punto estuvo de hacérsela este sábado. Porque todos hablan de la maravilla de gol de Beckham. Pero es que esa falta previa se la inventó el agominado colegiado. Se habla de la obra de arte de gol de Beckham y a nadie se le cae la pluma.
El Sevilla tuvo agallas y el Real Madrid, un cuarto menos. Fue un partido rezumando hombría, un choque que nos dejó un mensaje claro: el equipo de Juande Ramos camina serio y fuerte por las azoteas del Campeonato. Y no lo hace desde hace tres meses. Lo hace desde que un frío domingo de febrero Osasuna le sacara los colores. Desde entonces el Sevilla aprieta los puños y el acelerador. Ha ganado dos títulos en Europa y quiere más. (Jugadorazos Kanouté, Luis Fabiano, chevantón, Jesús Navas, Daniel Alves, Puerta, Renato, Adriano, Poulsen, Palop, Escudé…) Le aguanta el pulso al Barcelona y vence al Real Madrid. Mientras, los más prestigiosos analistas de la Cosa blanca de España se aprestan a tirar a los perros los despojos de Mejía. Es el asunto más importante del momento: el entierro futbolístico de Mejía (pobre chaval) y que Beckham recupere la sonrisa y no se le caiga el pelo.
Escrito por Matallanas | 12:12 a. m. | Enlace permanente