Banderillas negras para Capello (Por Alfredo Duro)
¿os suena?
Por Alfredo Duro
Capello no vá a seguir al frente del Real Madrid. Una gran noticia para aquellos que piensan que con la salida del italiano, las flores invadirán el césped del Bernabeú y el fútbol brotará sin necesidad de que los jugadores salten al campo. Gran noticia para aquellos que, aferrados a su convicción, creen que el espectáculo es sólo una cuestión de apuesta y que, por extensión, garantiza la llegada de títulos y el dominio de los campeonatos. Incluso es un gran noticia para todos los que, agotados los argumentos que el propio Madrid derribaba a base de voluntad y entusiasmo, han señalado a la suerte como “culpable” de la liga conquistada. Sí, el Real Madrid ha sido campeón de liga y Capello, al parecer, pasaba por allí.
Si de algo no se puede culpar a Capello es de no haber cumplido con las obligaciones para las que se le ha contratado, y de paso, hacer añicos las ridículas previsiones con las que afamados dinosaurios futbolísticos han amenazado durante los últimos meses. De todas ellas, guardo con especial celo la entrevista a Menotti que el diario As publicó el pasado 12 de noviembre. Hablando de la llegada de Gago e Higuaín, el tal Menotti se elevó a las alturas y soltó cosas como ésta: “... si Ronaldo no se pone bien, el Madrid no gana un campeonato ni vestido de gaucho”. Enorme. Para rematar tamaña payasada el tipo se pone en plan académico y resume las cuatro obligaciones que indiscutiblemente se le deben exigir a jugadores y equipo: “entrenar, ensayar, competir y descansar”. Justo lo que no ha hecho Ronaldo. Justo lo que ha hecho el Madrid de Capello.
La salida de Capello del Real Madrid no es consecuencia del informe que la dirección deportiva le ha presentado a Ramón Calderón. Sabe el presidente que Pedja Mijatovic ha apostado siempre por la continuidad de Capello, y que en esa decisión se ha tenido muy en cuenta la corriente de opinión de los pesos pesados del vestuario. En el adiós a Capello influyen seriamente algunas posiciones mediáticas que condicionan algunas de las actuaciones presidenciales y Calderón puede pagarlo caro en el futuro. Tampoco Capello ha sido un ejemplo de sensibilidad ante la sensación de mediocridad que en determinados momentos se ha apoderado del equipo. En esos casos, cuando el madridismo le condenó de manera unánime a banderillas negras, prefirió señalar culpables en lugar de compartir responsabilidad, pero supo abrir ventanas y dejar que el orgullo y las ganas de competir se convirtieran en las señas de identidad de su plantilla.
Subsanada la urgencia de títulos reconocida desde el primer momento, conviene preguntarse si el verdadero problema futbolístico del Real Madrid es cuestión única y exclusivamente de entrenador y modelo ó, por el contrario, apunta directamente a la plantilla. La famosa revolución pendiente podría cobrarse víctimas de postín tanto si se lleva a cabo como si no. Mientras el club resuelve el dilema me resulta inevitable echar la vista atrás y comprobar los efectos que causó la salida de Vicente del Bosque después de ganar la liga. Cuidado.
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 6:00 p. m. | Enlace permanente