Esto lo escribio alguien en la pagina del negro :
Querido Negro:
Te escribo con la certeza de que no te fuiste. Apenas
se trata de una de tus bromas. Seguramente, te
escondiste en algún rincón del "Gigante de Arroyito",
o en una mesa perdida de "El Cairo". Por eso, y porque
sé que vas a leer esta carta, te voy a contar una
pequeña historia. El país...el mundo, saben que en
Rosario hay una pasión, inexplicable, patológica casi,
inaudita. Esa pasión se expresa en azul y amarillo o
en rojo y negro. Es una pasión que divide..claro...Una
pasión que tiene sus profetas, sus vates, sus
filósofos y hasta sus teólogos (si te contara...).
Lo primero que tengo para confesarte es que no soy
rosarino. Un pequeño defecto. Pero eso no es lo
peor...¡soy hincha de Newell´s Old Boys! ¡Esperá! ¡No
te vayas! Son fatalidades del destino, una tía
rosarina, un laburito fino que me hicieron....vos
sabés. Escucháme hasta que termine, por favor, hacé de
cuenta que estamos acodados en la barra de un bar y es
de noche. Porque la noche siempre tiende un manto
piadoso entre pocillos de café o ginebras. ¡Hasta
Boogie me concedería cinco minutos antes de
dispararme!
¿Puedo seguir? Gracias. Te decía que no soy rosarino,
y encima soy hincha de NOB. Pero lo que en verdad
quiero confesarte en esta noche desapacible y
tristísima, dónde como diría César Vallejo "llueve en
mi experiencia", es que siempre fui uno de tus más
fervientes admiradores. Te seguí desde "Satiricón"
hasta "Clarín"..coleccioné a Boogie y a Inodoro, los
leí y releí, con el asombro de la primera vez cada vez
que volvía sobre ellos, con idéntica pasión.
También tus cuentos...claro.
Y aquí va algo que seguramente va a agrandar tus ojos
pícaros e incisivos. Uno de mis cuentos favoritos
es...¡19 de diciembre de 1971! ¿Sabés lo que eso
significa para un hincha de NOB? Ese relato y otro que
escribiste para "Clarín" cuando Newell´s perdió la
final de la Libertadores con el San Pablo..tocaron mi
corazón de una forma que hasta para mí es
inexplicable.
Por eso también será que en medio de los festejos por
la obtención de nuestro último sufrido campeonato, en
diciembre de 2004, y cuando la multitud leprosa
cantaba un recordatorio a los primos canallas...se
apareció tu imagen. Yo sabía que ya estabas enfermo. Y
sabía lo que todos sabíamos. Entonces, Negro, me
callé. Me callé y no grité una sola de esas consignas.
Por vos. Solo por vos. Exclusivamente por vos. Si me
permitís abusar de tu tiempo y tu confianza, te cuento
algo más: cuando en enero de este año, leí tu carta
donde anunciabas que ya la mano se resistía a
dibujar...y que lo contabas no más para que no nos
asombrarámos de la mejoría en tus dibujos y
colores...reí mucho. Y también lloré, como un chico
desconsolado.
Por eso quería decirte que si es cierto que te fuiste
( sigo creyendo que es una joda)yo te prometo algo:
jamás volveré a mirar con sorna a los epígonos
centralistas que se reúnen año a año a celebrar la
palomita de Poy, que cada vez que vea esa bandera
donde Don Inodoro nos estigmatiza con el mote de
"pingüinera", seguramente me vas a robar una sonrisa.
Pero si algo te va a demostrar cuánto cariño, cuánto
afecto y cuánta admiración has despertado en mí, te
voy a decir algo más. Y escucháme bien, porque no voy
a volver a repetirlo (a ver si me arrepiento).
Si hace falta que anulemos el último clásico, el que
le ganamos con aquel gol de "Tacuara" Cardozo, si hace
falta que no contemos el campeonato que la AFA no
quiere reconocernos, si hace falta que no me ponga más
la remera que dice "yo aliento..", si hace falta que
no vuelva a contar a mis amigos la anécdota del "día
del Padre", si eso ayudara en algo para que vos te
decidieras a salir de tu escondite, para que vuelvas y
estés entre nosotros, como antes..como
siempre...regalando belleza, inteligencia y
alegría...contá conmigo.
Porque en este día también hay leprosos que estamos
desconsoladamente tristes
Porque vos habrás sido canalla,claro, pero ante todo
has sido, sos y seguirás siendo un signo entrañable de
todo aquello por lo que vale la pena ser argentino.
Te abrazo con todo mi corazón.
Huedcel