La ventaja de jugar con doce (Por Alfredo Duro)
¿os suena?
Por Alfredo Duro
Una de las vulgaridades más estúpidas de las que se ha hecho uso durante el verano ha insistido de manera insoportable y machacona con esa vieja cantinela de que, con Raúl, el Madrid juega con diez. Los militantes de la cruzada 'antirraulista' han tardado poco y nada en extender su guillotina exterminadora a Schuster por el simple hecho de señalar a Raúl como lo que es, un símbolo, poniendo incluso en duda la capacidad del alemán para hacerse con el Madrid si no es a costa de condenar y acabar sin juicio previo con el siete y lo que su espíritu representa. Para ellos, el juicio previo es hacerle responsable única y exclusivamente a Raúl de la delirante política deportiva que sentenció al madridismo durante más de tres años a una sequía de títulos desconocida hasta entonces. Lo que de verdad les duele es que la sangría de entrenadores y la colección de cromos intergalácticos no ha hecho sino agrandar la leyenda de Raúl, empeñado en hacer de la causa madridista lo que siempre ha sido, la gran causa.
La espectacular demostración de Raúl en el auténtico derby, una más, responde a su prodigiosa interpretación de los elementos que intervienen en el juego. Con su portentosa actuación abanderó la remontada y generó ese peculiar efecto de contagio que sólo Raúl sabe agitar para convertir el Bernabeú en un polvorín de confianza y determinación. La misma fórmula que desde el vestuario y el césped supieron perfeccionar Capello y Raúl para hacer del Madrid campeón de Liga. La misma disciplina espartana con la que Raúl sirvió al italiano para jugar como extremo derecho y cargar con todo tipo de irrespetuosas afrentas estará también al servicio de Schuster para que el técnico alemán explote las ventajas de contar con un ganador crónico, poseedor de los virus que más hambre de gol y triunfo despiertan en el fútbol.
Será entonces cuando Schuster, al igual que anteriormente Valdano, Del Bosque, Arsenio, Capello, Heynckes, Hiddink, Toshack, Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo, López Caro, Clemente, Iñaki Sáez y, aún a su pesar, el mismísimo Luis Aragonés, compruebe las ventajas de jugar con uno que vale por muchos más, las ventajas de jugar con doce. Ese fue el principal e insalvable obstáculo con el que se encontró el Atlético de Madrid para comprobar que, como siempre durante los últimos doce años, Raúl representaba la gran diferencia. Cualquier atlético habría firmado un cambio de papeles, convencido que, con Raúl de su parte, el signo de los tiempos habría sido distinto.
Mientras algunos se rebozan en el fango de la ordinariez , vomitando indignación y furia porque Raúl se resiste a darles la razón, el fútbol español disfruta y sufre a partes iguales por la infinita presencia del que, junto a Di Stéfano, mejor representa los valores que han hecho del Real Madrid lo que es. Su lesión en Corea nos privó de ser campeones del mundo por primera y única vez en nuestra historia. Aquel día sí que jugamos con diez.
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 6:04 p. m. | Enlace permanente