El macho alfa y el auténtico ser superior (Por Alfredo Duro)
¿os suena?
Por Alfredo Duro
La definición, impecable y difícilmente superable, corresponde a Jorge Valdano, cuya simbiosis con el personaje deja fuera de toda duda el conocimiento y la naturaleza sobre la que sustenta el análisis. Un regalo para la reflexión. Un destello luminoso de verdad y justicia. Valdano habla de Raúl, como preámbulo a la entrega del Marca Leyenda que el siete recibe con indisimulado entusiasmo porque “es más que un Balón de Oro”. Y lo hace ahuyentando los fantasmas del discurso barato y ventajista del que otros se sirven, dominando la escena y aprovechando la descomunal trayectoria de Raúl para encontrar el modo de coronar esa especie de permanente desafío que aún podemos disfrutar.
Nadie puede poner en duda el liderazgo de Raúl sobre la manada. Un ejemplo de la mejor tradición del vestuario madridista, especialmente acostumbrado a marcar el territorio y señalarlo como propiedad. Una manera de decirle al contrario que, aún ganando, resulta inalcanzable su conquista. Salvo para el propio Madrid, que siempre contará con el macho alfa adiestrado en la inconfundible historia merengue. Ese es Raúl, como antes lo fueron Sanchis, Michel, Camacho, Juanito, Stielicke, Pirri, Amancio y Di Stefano. Gente hegemónica en el vestuario y de conducta ejemplar en el campo. Servidores y dueños de una tradición que Raúl consigue representar de forma seductora… hasta para sus enemigos.
Por eso, cada gesto y cada palabra que llevan la firma de Raúl concitan el interés y la expectación que su sola presencia agita entre nosotros. Se ha acabado por reconocerle su capacidad para trascender en la vida institucional del club, y eso, con unas elecciones a la vuelta de la esquina y en plena demostración del carácter indomable que idealiza una nueva remontada en la liga, le sitúa más que nunca en el centro de la escena. Sobre Raúl gira la ruleta del destino futbolístico del Real Madrid, convencido de todo para hacer posible lo imposible; ejecutando los presagios más crueles y devolviendo el orgullo y la voracidad a un gigante que, por inverosímil que parezca, nunca está dormido. Como dice Valdano, “éste sí que es un ser superior”.
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 7:37 p. m. | Enlace permanente