el rincón de judas. artículo publicado en público

Por Antonio Sanz

Las primeras líneas son obligadas. Mi recuerdo para Diego. Este pequeño atlético dejó de luchar el pasado jueves tras el cruel accidente sufrido en el banquillo mientras esperaba la oportunidad de jugar. Todo mi ánimo para sus padres y para la gran familia rojiblanca y la buena gente del fútbol. Diego siempre estará en los corazones de todos. Sus compañeros buscarán honrarlo de la mejor manera que los niños pueden hacer: divirtiéndose con este maravilloso deporte que es el fútbol.

El resto de asuntos, tras esta muerte, son triviales. Porque pueril es hablar de si Raúl merece o no ir a la Selección en este momento. El problema que se le presenta a Del Bosque -a quien en su entrada al estadio Bernabéu, previo al duelo de Champions ante el Liverpool, algunos madridistas reclamaron la presencia de Raúl en la lista de convocados- es complejo: deportivamente el rendimiento del capitán del Real Madrid es más que óptimo refrendado con más goles que juego, pero la convivencia del grupo se puede resentir por un par de conceptos. Puede parecer una tontería, pero los detalles de vestuario son determinantes en el fútbol. Y hay dos fundamentales en esta historia. El retorno de Raúl provocaría que Casillas ceda su condición de capitán del equipo y, además, se impone que David Villa pierda el dorsal número ‘7’, tan defendido públicamente, por ejemplo en la reciente visita blanca a El Molinón. Es conocido el buen ambiente que rodea a este colectivo. El peso específico lo manejan Casillas y Marchena, por una parte, y los veteranos del Barça -Xavi y Puyol- por otra. Y, ¿cómo le sentaría a Villa ceder el ‘7’? ¿Lo haría de buen grado? Son más de dos años sin Raúl en el conjunto y muchas cosas han cambiado. Sin embargo, el rendimiento del madridista arranca el debate. Tres delanteros son fijos en el esquema del nuevo seleccionador: Torres, Villa y Llorente. La cuarta plaza está abierta. Dani Güiza podría perderla más por sus circunstancias extradeportivas que por razones puramente futbolísticas. Bien es cierto que no está rindiendo a plenitud en Estambul y que Raúl está cada día más activo. Pero Del Bosque es consciente de que se ha encontrado un grupo compacto, unido y con escasas grietas. Falta saber cómo recibirían los campeones de Europa al eterno capitán. Falta conocer también si el delantero aceptaría con buena cara la hipotética suplencia. Y falta averiguar qué rol le encomendaría el nuevo seleccionador como guía del vestuario. Así las cosas, y con vistas a los transcendentales partidos de ida y vuelta contra Turquía, la presión mediática comenzará a retumbar en los oídos del entrenador salmantino. No sería bueno para España un nuevo debate nacional como ya le ocurrió a Luis Aragonés, con el extraño e inverosímil paripé organizado en la sede de la Federación en Las Rozas. Todos debemos apoyar al seleccionador y respetar su decisión. Si lo convoca, bien. Y si opta por lo contrario, también bien. Es probable que hoy esté más cerca que nunca de volver porque se lo está ganando a pulso. Pero que sentencie el rendimiento del jugador sobre el campo. Es la manera más sensata de cerrar una polémica estéril y en la que todos pierden. El criterio de Del Bosque, por encima de cualquier insistencia interesada.