el arquero. artículo publicado en la razón

Por Kiko Narváez
Con lo difícil que es cambiar el semblante y el discurso pausado de Vicente del Bosque tras un encuentro, el sábado, aunque intentase de nuevo esconder la mesura tras su bigote, el fútbol desplegado por los suyos dejó al descubierto una sonrisa de oreja a oreja en el salmantino. Se había hablado mucho durante la semana de los dos puntas: que si se perdía el toque en el centro del campo, que si Fernando y Villa se estorbaban... En La Coruña realizó una modificación acertadísima acostando al «Guaje» en la banda izquierda y dejando al «Niño» arriba, solo y con espacios. El primer gol fue un reflejo de lo que buscaba el míster: transición fluida en el centro del campo, apertura a Villa, éste recortando hacia su pierna buena, y Silva, con una inteligente diagonal, se aprovechaba de la puerta abierta que le había dejado Torres con su desmarque.

Esto se repitió una y otra vez con la ayuda de Capdevila y bajo el mandato de los Xavbis y del imperial Busquets. Desconozco si es una cláusula el motivo, pero el chaval de La Masía nunca da más de tres toques. Fijaos en que el día que los supera quiere decir que a su equipo le falta movilidad y está trabado.

Ante la magnitud de nuestros delanteros y el talento de nuestros centrocampistas, sería bueno seguir insistiendo en el trabajo de este dibujo táctico. Está claro que no nos vamos a encontrar tantas facilidades como ante Bélgica, pero la solidaridad y el automatismo en los movimientos son algo que esta generación trae de serie. Vicente tiene que saber exprimirles. Fue un encuentro completísimo que dejó señales de optimismo. Al gran lector del juego, Busquets, habría que sumarle la aparición de un Silva que, sin problemas físicos, sacó el catálogo a relucir. Al grancanario de nuevo se le vio disfrutar: controles inverosímiles, conducción elegante y sus latigazos al borde del área enterraron, y ojalá ya definitivamente, la cara de amargado que le persiguió la temporada pasada.

La selección sigue enamorando y las alternativas y recursos de los que disponemos nos hacen llegar a Suráfrica con ilusión e incrustados en el bombo de los equipos favoritos por méritos propios y no de polizón. Desde aquí, pedirle disculpas a Gerard Piqué por no aparecer en el artículo, pero tu progresión, chaval, me ha superado. Más que una simple mención, te merecerías un artículo entero.