el rincón de judas. artículo publicado en público

Por Antonio Sanz
Cuentan que el padre del futbolista de moda salió desencantado de la reunión con el Real Madrid. Desconozco el tira y afloja, pero el destino buscado aún no está ultimado. Puede ser una pose o que las fuentes nos puedan enmarañar. En todo caso, Jorge Valdano, tan fácil ante el micrófono como triste ante la negociación, aspira a ser el capitán garfio que administra el sueño de Peter Pan. Mientras, el presidente del Racing maneja un sobrevuelo sobre el escenario sabedor de sus poderes: una cláusula oscura y una palabra casera bien apretada. Sergio Canales se ha convertido en la novedad mediática de la semana. Se aplaude la actitud conservadora del infante mientras otros sonríen cuando los buscadores de oro cortejan a quien desea jugar al fútbol antes que profundizar en la cuenta corriente. Por eso, el poseedor del libro de familia dispone de un freno de mano que atribuye diferentes funciones. El abanico de clubes que merodean al chico presiona al dueño del pase. El Real Madrid sólo es la cima de la montaña. Desde Inglaterra -Arsenal y Manchester City- atacan Cantabria. El único que mantiene las constantes del éxito es el protagonista: Canales, que sobresale en la hierba. La información nos apremia y cuenta que existe una dualidad entre la realidad y la ética. Se trata de averiguar si el joven cuenta con el cinturón de los más de 450 minutos disputados en Primera, que imponen seguir, o ese premio obliga moralmente a continuar, mientras uno se permite utilizar el chubasquero para la tormenta que prepara Lendoiro para dividir la bolsa.

No es la única joven promesa que trata de hacerse un hueco entre el nuevo mundo que se ha creado en el fútbol. La crisis permite que, por fin, los clubes apuesten de verdad por la gente que escala desde el fondo. No les queda más remedio. Por eso, se escarba en las apuestas sudamericanas o africanas, mercado mas arriesgado que asequible. Pero el Barcelona ha mostrado el camino. Son muchos los que hoy aplauden a Pedro, antes a Iniesta y un poco antes a Xavi o Puyol. Pero siempre queda la huella de aquellos entrenadores que apostaron por los infantes que asaltaron y luego triunfaron. Entonces se celebra que el Athletic, pese a la injerencia del gran Clemente, gastara una pasta por Javi Martínez; o si el Atleti ‘roba’ a Wenger a Fran Mérida, la joya de la corona de los pequeños ‘gunners’; o cuando antes se atrapó a Ignacio Camacho en Zaragoza; o Bojan, destilando carisma ante la figura de Henry; o Parejo, que se preocupa de crecer a las órdenes de Michel procurando que no lo comparen con Guti; o Azpilicueta, que sigue recorriendo la diestra en Pamplona antes de emigrar; o si Mata limita la frontera de quienes querían atraparlo en Madrid frente a los que facilitaron su fuga valenciana; o Herrera, que trata con nombre vasco de ser el salvavidas de Aragón. Por detrás otra generación empuja. Uno de los que tira del carro es Muniaín. El navarro ha enamorado al Athletic y se ha posicionado con garbo en la elite nacional. Apunto un par de nombres para el crédito de la roja de cuando lleguen a las órdenes de Vicente: Pacheco y Borja. Uno trasmite en el Mersey sensaciones de ordenador de juego; el otro, golea en la portería del fondo sur del Manzanares. Ellos esperan mientras Canales despierta a ‘Hook’.