El bueno es Fábregas (Por Alfredo Duro)
¿os suena?
Por Alfredo Duro
Supongo que, a estas alturas, nadie en el Real Madrid hará uso de la tentación de utilizar como excusa la teórica “incompatibilidad” de Cesc Fábregas con Kaká para, de esa manera, justificar la falta de interés que Valdano y compañía acabaron por tener en el posible fichaje del jugador del Arsenal. Ya en su momento sonaba inconsistente desde el punto de vista futbolístico. Posiblemente porque las circunstancias económicas y las exigencias institucionales del guión dictaban otra cosa. Resulta tan evidente la capacidad de Fábregas para adaptarse a las necesidades que presenta cada situación que, antes que ningún otro, estoy por asegurar que sería el propio Kaká el más interesado en su llegada. Entre otras cosas porque también el brasileño ha visto lo suficiente para comprobar lo falso y arbitrario que puede resultar la negación de dos talentos sobre el mismo campo y con la misma camiseta.
Cuando el pasado domingo Cesc Fábregas saltó al césped del Emirates Stadium, el Arsenal sufría los rigores tácticos del Aston Villa, que aguantaba al inicio de la segunda parte el empate a cero y daba síntomas de empezar a plantearse la posibilidad de crecer en ambiciones para ganar el partido. Todo cambió radicalmente con la presencia de Fábregas en el terreno de juego. Sencillamente porque es un jugador capaz de generar influencias decisivas en todos los agentes que intervienen en el partido. La primera sobre su propio equipo, que encuentra de repente el faro sobre el que se apoyan los caminos más directos hacia la portería contraria. Ocurre eso al mismo tiempo que el contrario aprecia inseguridades en todo lo que poco antes era convencimiento. Surgen dudas y el balón lo tiene Cesc. Esa es la clave. El balón cerca de Cesc y Cesc cerca de la solución más letal. El gol. Porque ese es el último y definitivo aspecto para definir al jugador completo que el Real Madrid no tiene para su centro del campo. Por eso y por todo lo demás el hombre del momento es Cesc Fábregas.
No muy lejos de Londres, el Manchester City tiró un buen día de petrodólares para arrebatarle al Chelsea la contratación de Robinho. En ese momento, el brasileño gozaba de un respaldo mediático lo suficientemente potente para haber tardado cinco minutos en hacer realidad aquella tontería de “vengo a la Premier League para ser el mejor del mundo”. En realidad, a los cinco minutos de escucharse tamaña sandez, lo único constatable era que Bellamy le había comido la tostada, la titularidad y las pelotas. Todas las pelotas.
Nada de eso le ha ocurrido ni le ocurrirá a Fábregas. Mientras la salida al campo de Robinho le supone al Manchester City una ausencia total de soluciones y mucho de indisimulada algarabía para el contrario, Fábregas congrega partidarios que no dudan en admitir su liderazgo y jerarquía, no sólo en el Arsenal, sino en la mismísima Premier League. Algo que Kaká tampoco ha sabido por el momento hacer realidad ni en el Real Madrid ni en la Liga. El bueno, parece evidente, no es brasileño. Se llama Cesc y es español.
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 1:07 p. m. | Enlace permanente