Sobre la compaginación de lo comercial con lo deportivo
Compaginar el deporte con el negocio, especialmente el fútbol con el marketing es bastante complicado. Sobre todo en España y sus grandes clubes. Porque en los Estados Unidos todas las modalidades deportivas viven del espectáculo y generalmente el business se impone a lo deportivo. Cuando se trata de un interés general, como el deseo de que concedan a España, con Portugal de de compañera de viaje, el Mundial 2018, lo lógico es anteponer lo institucional a lo depotivo. Pero sólo sobre el papel.
España juega un amistoso mañana ante Argentina en Buenos Aires. El motivo de este partido es recaudar votos para la Candidatura Ibérica a esa Copa del Mundo de 2018. Loable motivo. El problema surge cuando los futbolistas, los flamantes campeones del mundo, se deben meter 28 horas de vuelo en cuatro días. El malestar entre los jugadores de la selección española es grande. Seguro que amaina tras entrenarse en La Bombonera, el mítico estadio de Boca Juniors. Porque todos son muy futboleros y muy mitómanos. Y jugar en el Monumental de River Plate también les motivará y les hará olvidar el mosqueo con el que aterrizaron en Buenos Aires.
Durante este verano, Pep Guardiola se quejó públicamente de la gira asiática que tuvo que realizar con el Barcelona y apuntaba a que había que anteponer lo deportivo a lo comercial. Esa batalla se dirimió en la primera etapa galáctica de Florentino Pérez al frente del Real Madrid y José Antonio Camacho se marchó prematuramente del banquillo madridista porque debía montar los entrenamientos en función de los intereses comerciales de Beckham, Ronaldo, Zidane o Figo, las megaestrellas de aquel equipazo.
No es sencillo conjugar lo deportivo con lo comercial, pero cada vez es más obligatorio. En el caso de la Selección, Vicente del Bosque entiende perfectamente que deben jugar en Buenos Aires e intenta quitar hierro entre sus futbolistas al asunto. Ya sucedió en México hace unas semanas. Precisamente, el sentido común de Vicente del Bosque le hubiera venido sensacional a Florentino en su Madrid galáctico. Pero prescindió por considerarle un técnico con el librillo anticuado. Se da la circunstancia que Fernando Hierro, director deportivo de la Real Federación Española de Fútbol, en su etapa de capitán del Real Madrid era el más refractario a los anuncios y al marketing y los actos sociales. Pero en su nueva función entiende y defiende que es necesario, tanto pegarse un palizón para jugar en Argentina como hacer sesiones de grabación de anuncios también en la Selección.
Si, una vez retirado, Hierro ha entendido que es necesario atender convenientemente a la faceta comercial e institucional con el mismo rigor que la faceta deportiva, se supone que será algo realmente necesario y que sí se puede compaginar. El que fuera capitán del Real Madrid y la Selección era totalmente contrario a ello de jugador y de directivo lo considera necesario y posible.
Siempre hay que ponerse en el lugar de otro. Lo más importantes del deporte son los protagonistas, los deportistas. Pero si no se adaptan a las exigencias comerciales deben saber que no pueden ganar tanto dinero como ganan. Bien ganado generalmente porque lo generan. En Estados Unidos encontraron hace tiempo el punto de encuentro. En España ya se aproximan a una compaginación racional entre lo comercial y lo deportivo. Entre los anuncios y el césped.
Escrito por Matallanas | 11:33 a. m. | Enlace permanente