CARTA ABIERTA A FLORENTINO PÉREZ (Madrid me Mata, Sport 1-3-06)
Oportuna o inoportuna. Valiente o cobarde. Honesto y consecuente o víctima de un calentón, espantada o gesto de máxima responsabilidad… De muchas maneras se está calificando tu sorprendente dimisión. Una decisión inesperada que has tomado reconociendo tus graves errores en la gestión de los recursos humanos. Al explicar tu dimisión, Florentino, hiciste un paralelismo entre padres e hijos y reconociste que has maleducado a tus jugadores como un padre puede maleducar a sus vástagos. Entonces, Florentino, no has ejercido de buen padre de familia al abandonar el hogar y dejar a los chavales a su libre albedrío y colocando el ‘marrón’ a un nuevo tutor (Fernando Martín), designado por ti. El nuevo tutor tendrá que reeducar a los que aún tienen remedio y echar de casa a los casos imposibles, que se llevarán la paga que rece sus multimillonarios contratos. ¿Por qué no podías hacerlo tú?
Florentino creaste la galaxia, montaste el ‘Florenteam’, un equipo de ensueño con los mejores del mundo. Una idea genial, innovadora. Pero atentaste contra los códigos del fútbol, no seguiste los cánones deportivos y el propio fútbol, cruel, ingrato, como algunos futbolistas y periodistas, te ha fagocitado. Porque en un equipo de fútbol debe haber competencia, no pueden jugar los futbolistas por decreto, porque hayan costado mucho y facturen un montón de euros. Porque en un vestuario debe existir una jerarquía, un entrenador con mando y con mano izquierda para llevar a esos futbolistas, respaldado por el presidente y no dirigido por él. Y en la caseta debe haber unos capitanes que mantengan esa jerarquía y obreros cualificados que sepan cuál es su trabajo. Te cargaste a Del Bosque, Hierro y vendiste a Makelele y sabes que ese fue el principio del fin porque al tomar esas decisiones no tuviste el estilo que acostumbras y no te guiaste por los valores supremos del madridismo. Y sabes que permitir que Eto’o reforzara a tu eterno rival fue tu puntilla. Pero no te viste tampoco capaz de ‘reeducar’ a Samuel, según has reconocido en privado. Y pasaste, en el plano deportivo, del ‘Florenteam’ al ‘Florentimo’, porque tus aficionados llevan bastantes meses ya, demasiados, sufriendo con su equipo y eso no lo puedes soportar. Pasaste de ser el ser superior (¡qué daño te hizo el Buitre, sin querer, al bautizarte!) que no aceptaba consejos de nadie, que iba a fichar a Reyes cuando costara 10.000 kilos, a ser el ser humano que bajó a la tierra para reconocer todos tus errores el lunes por la noche.
Florentino, sé que estás fastidiado, muy fastidiado. No vas a conseguir tu objetivo de emular a Santiago Bernabéu. Has estado cerca, muy cerca. No merecías irte por la puerta de atrás, en una huida que muchos socios que te idolatran no entienden. No era el momento. Debías haber aguantado al Atleti y al Arsenal como mínimo. En tus cinco años, tres meses y 12 días de mandato (menos tiempo que De Carlos y Mendoza) sí te has aproximado en lo económico al gran presidente con la eliminación de la deuda histórica y con la construcción de esa maravillosa Ciudad del Madridismo en Valdebebas, que debería llamarse desde ya Ciudad ‘Florentino Pérez’. Pero en lo deportivo has dado vida a un monstruo incontrolable que no ha tenido reparos en engullirte y hacerte tomar esta dolorosa decisión. Has dado la razón a Camacho, que se fue porque tú dabas todos los caprichos a esos fabulosos futbolistas y porque el vestuario no se regía por esos valores del madridismo que tanto defendiste e propagaste por el planeta fútbol. En el fútbol hay unos códigos, que te has saltado. Fuiste rectificando, demostraste humildad, casi nunca públicamente, aunque no hiciste autocrítica hasta diciembre y rompiste la baraja con tu inesperada dimisión, algo loable en un país en el que nadie asume responsabilidades y en el que apenas se conjuga el verbo dimitir. Ilusionaste al madridismo con tu llegada y ahora lo has desilusionado con tu marcha. Tú crees que es lo mejor. Ya se verá. Que te vaya bonito.
Escrito por Matallanas | 12:21 p. m. | Enlace permanente