Así se gana una Champions en Nueva York
Que mal me lo hizo pasar Pedro Vidal, el 'machaca' del 'Nevada Smiths', el pub donde tiene la sede, mejor dicho, donde se junta la Peña Barcelonista de New York City, porque lo que se dice sede... Ya que no es muy normal que en tu supuesta sede haya 200 seguidores de tu rival en la final de la Champions y 150 de tu equipo. Hasta el descanso no nos dejó pasar (a la Nini y a mi) el 'amable' cubano. Y vimos como colaba por delante de nuestras narices, desde tres cuartos de hora antes de empezar la finalísima, a más de treinta tipos que habían llegado después de nosotros, la mayoría del Arsenal. Poco importó que me acreditase como periodista (porque iba a currar: entré para el TJ de Cope con Edu García media hora antes de empezar), porque luego llegaron unos cámaras y otros periodistas y a ellos si les dejó pasar en mitad de una peligrosa avalancha, en la que casi nos aplastan. En el corte de la avalancha se metieron todos los 'amiguitos' catalanes, sevillanos y madrileños que nos habíamos hecho en media hora de espera (entraron todos menos la Nini, que casi se queda como un dibujo animado pegada al quicio de la puerta, y yo, que me pillé un rebote de estos en los que es mejor no conocerme porque estoy para matarme). Con la que se montó vino hasta la policía, muchos más correctos y educados que en la series, oye.
El portero tenía el poder y hubo que aguantar viendo el primer tiempo por un cachito de ventana (en la foto de arriba a la izquierda se ve el angulo de visión). En la fila de espera estábamos casi todos españoles (ya digo que a los del Arsenal les dejaba pasar el orondo de Pedro sin ponerles ninguna traba). Y uno de los culés recién llegado preguntó: "¿Está jugando Iniesta?" Cuando le contesté que había salido Van Bommel por Andrés, exclamó: "Tanto que han machacado con que juega Iniesta y luego va Frank y no lo saca". Por entonces ya habían expulsado a Lehmann, Etoo estaba a punto de rematar al poste, Campbell había adelantado al Arsenal y el 'mosqueó' por tener que ver el partido en la rue no cesaba. Josep, uno de los que conocimos antes de la avalancha, me había cedido su sitio, entré un segundo y me salí porque el portero no dejaba pasar a mi mujer.
Acabó el primer tiempo y los de Arsenal gritaban como campeones. El 'simpático' Pedro finalmente nos dejó pasar. "¡Ya sale Iniesta!", comentaba el señor de antes que también pudo pasar. Una cervecita enfrío el enfado. "¡Qué equipo tan asqueroso el Arsenal, siempre gana 1-0!". Crecía el pesimismo entre los barcelonistas. Los del Arsenal se venían arriba con los cánticos.
Cuando Etoo empató no nos acordamos de que habíamos visto el primer tiempo desde detrás de la puerta. Y había rajado de de Rijkaard por poner a Belletti (a Wenger le pegué más duro aún cuando sacó a Reyes: "¡Qué se fastidie por dejar a Jose de suplente hasta casi el final!", vine a decir cambiando el verbo fastidiar por otro que tiene más acepciones). Tampoco sacaba a Xavi. Aunque Iniesta estaba sacando el desatascador con sus pases. Había dudado de Frank. Y me la comí cuando el brasileño se la metió por debajo de las piernas a Almunia. El Barça ganaba la 'Segunda'. No se le escapaba. La tele echaba imágenes de sus majestades doña Sofía y don Juan Carlos, que llevaba una corbata verde. Yo le daba la mano al portero, a Pedro, que había celebrado los goles del Barcelona como loco (¿por qué dejaría pasar al principio sólo a los del Arsenal? Visión comercial, fijo, porque los hinchas de ls 'gunners' se iban finos). Por la tele no se distinguía ninguna bandera de España, pero en el Nevada Smiths de Nueva York una españolita con la camiseta de la selección no paraba de botar y de gritar campeones, campeones. Era Patricia, murciana, culé y feliz junto a su novio de Texas que llevaba la elástica de Messi. Un tío de barbas (que yo le conocía de algo, fijo, creo que es actor, pero con el mosqueo me costó volver a ser sociable y ni le pregunté), que llevaba una camiseta del Aleti, de estas que vendieron con el escudo del Atlético Aviación, le vacilaba a su hija, vestida con una azulgrana como su mujer, y, mientras Puyol alzaba la copa, se estiraba orgulloso de la rojiblanca: "¿Quién es el único equipo que ha ganado al campeón de la Champions dos veces? ¡Eh!".
Después de evitar que un barcelonista currase al único patoso de los 200 del Arsenal, Dani Garriga, el vicepresidente de la Peña barcelonista NYC, habló en el Tirachinas cuando en el 'Nevada Smiths' ya estaban repitiendo el partido por las pantallas gigantes. Un moreno con la camiseta de Ronaldinho, el que había provocado la avalancha cinco minutos antes de empezar, protestaba como una fiera porque el árbitro anulaba el gol a Giuly... Estaba en diferido, pero el tío volvía a protestar como si fuera en directo... La repetición del partido la habían presentado dos comentaristas de excepción: Carlitos Bianchi, que parecía un holograma, y Mario Alberto Kempes, el Matador. ¡Qué fenómeno!
Escrito por Matallanas | 5:09 a. m. | Enlace permanente