El butacón del Garci (VIII)
José Manuel García
('Quedado especial' de MaTA-dor en Andalucia)
En un corro futbolero que se formó durante la celebración del bautizo del primogénito de Juan Salas, la mayoría de los tertulianos opinó de forma negativa sobre el futuro mundialista de España: “Los franceses nos mandarán a por tabaco en un plis-plas, menudos son Henry, Makelele, Vieira, Trezeguet y Zidane”. “Francia nos enviará a la guillotina”. “Una genialidad de Henry y… para casa”. “No hay ná que hacer, estos franceses nos van a poner el culo como un bebedero de patos”. Pues no, rotundamente no.
España se va a plantar el martes y no seremos nosotros los que hundamos la cabeza en el barro. No.
Este país que tanto nos duele es único en el arte de cultivar lo negativo y sabe llevar con maestría el manto bordado del fatalismo y el desastre. De cuando en cuando sale al albero el torero lorquiano que llevamos dentro, nos pasamos por la taleguilla el toro, pero a la hora de la verdad, cuando la música y los tendidos se funden en un abrazo pletórico de duende, el pitón nos llega hasta las mismas entrañas. Y adiós. Somos la España cañí, la España de los muertos monumentales, la España ortegiana y del trabuco, la España que juega como los ángeles y pierde como pierden siempre los indios de Hollywood, patas arriba y meneando el rabo. Somos la España de Almodóvar, Camarón y el Risitas, la España de las ventoleras y los cornalones del Forum, la España que llora como nadie y ríe como ninguna, la España que no quieren ni Zapatones ni Zapatero, ni yo tampoco.
Me niego a ser el llorón rey de los mocos que mis antepasados cultivaron. Por eso admiro a los Xavis, porque son de sangre ganadora, una casta con astillas de oro y células de armiño. Lo mismo que Casillas, Puyol, Cesc, Fernandino, Villa y los Xavis, que son las Equis que lo mueven todo y bombean fútbol de alta alcurnia. Los Xavis poseen una mina de diamantes en el alma.
A mí este partido de Francia me da muy buena espina, porque no miro el currículo de Zidane y Henry, yo miro directamente a sus ojos y en ellos detecto respeto y miedo. Porque saben los gachós que esta roja es una selección que da pasos al frente y abre camino a la esperanza. Yo miro al mañana con luna llena, me niego a que vuelen las sombras y bailen muertos en mi patio.
Escrito por Matallanas | 12:05 a. m. | Enlace permanente