Las botas de Zidane
DE CÓMO ME REGALÓ ZIZOU SUS BORCEGUIES
Fue hace unos tres años. Ese día jugábamos el derbi de los periodistas (partido que enfrenta a los plumillas que cubren el Madrid y plumillas que cubren el Aleti el día antes de que jueguen ambos equipos en Liga). Llegué a la Ciudad Deportiva y me recordaron el partido. Se me había la olla y no llevaba botas ni nada. A mi me tocaba jugar con la elástica blanca (probablemente quizás por eso sucedió el olvido, puediera ser). Y me dije, pues le pido un par de botas a los troncos del Real Madrid (en ese momento mi relaciónera bastante buena con todos excepto con uno). Según abandonaban el entrenamiento les iba preguntando: "¿Qué número usas?". Tote tenía un 43, me lo probé, pero yo de su marca necesitaba un 44. Solari usaba un 42. Raúl también tenía un 42, me parece. Rony, también... Y en estas que sale Zinedine Zidane y le pregunto como al resto. "Yo uso un 45". "¡Ah! Pues igual me valen". "Ahora te miro si tengo en el vestuario algunas". Y se marchó para la ducha. "¡Pero que vas a hacer tú con las botas de Zizou, si eres un tronco!", me machacaban los compañeros por haber tenido el "morro" de pedile las botas a Zizou.
Zidane salió del vestuario y me buscó en la antigua sala de Prensa. "Mata, no me sobra ningún par para darte, sólo tengo las del partido y las de entreno. Te las traigo el martes", me explicó. "Déjalo, Zinedine, que el partido es hoy. ¡Muchas gracias!". Sin botas, y sin ganas de ir a buscarlas, preferí no jugar el derbi aquel sábado. Ahí quedó la cosa. Creo que ganaron los compañeros que cubren el Aleti, no recuerdo. Aquel domingo el Aleti perdió el derbi de Primera división, como siempre desde hace unas temporadas.
Unos días después, no sé si el martes o el miércoles, estaba yo fumándome un cigarrito esperando a que se ducharan los jugadores para entrarles y sacar algún temita o hacer algún reportaje, no recuerdo, en lo que sale Zidane y viene directo a mi. "Toma". Y me extiende las botas. Me quedé alucinado y no se me ocurrido otra cosa que contestarle: "¡Gracias, Zizou! ¡Pero el partido fue el sábado!" Me debió sonar un poco a reproche según algún testigo presencial. "¿No las quieres?", me preguntó el francés. Yo las enganché con fuerza. "Sí, sí. ¡Gracias!"
Estaban muy usadas, muy hechas. Con esparadrapos para evitar rozaduras en los talones. Me las probé allí mismo. Me estaban un pelín justas, pero podía haber jugado con ellas, ¡fijo! Cuando se lo dije a mis hermanos, Carlos y Gonzalo, se las rifaban. Pero les dije que esas me las guardaba. Y por aquí las tengo, en una caja, por casa, junto a los guantes del Mono Burgos ensangrentados por la sangre que brotó de su nariz tras pararle con la geta un penalti a Figo en el Bernabéu, junto a una entrada del Milan-Liverpool de Estámbul firmada por Benítez...
No jugué aquel derbi de periodistas. La verdad es que esos partidos me dan mal rollo desde que a Josele se le rompió el tendón de Aquiles en el Cerro del Espino, aunque ahora tampoco los juego porque como no cubro ningún equipo en concreto, no se animan al seleccionarme (quiero pensar que no es por motivos futbolísticos). Pero de aquellos derbis tengo en mi casa un fetiche enorme, impresionante, al margen de colores y más allá del intolerable cabezazo, para un futbolero: las botas de Zidane, un bailarín del balón, un futbolista al que el fútbol ya echa de menos.
Escrito por Matallanas | 8:04 a. m. | Enlace permanente