FIRMA INVITADA: Enrique Marín
Entre todos la empujaron y ella solita descenderá
Por Enrique Marín*
Sin querer dármelas de profeta ni parecer más listo que nadie, puedo escribir con tanta satisfacción periodística como pesar personal que la delicadísima situación de la Real (cada vez más lejos de Primera o más cerca de Segunda, según se mire) la he venido vaticinando todos estos años de decadencia, antes desde las páginas de Marca y ahora desde las de As. Si José Luis Astiazaran y su Consejo se pasaron de listos y de algo más, Miguel Fuentes y los suyos (especialmente Jesús Mari Zamora) están demostrando una preocupante incapacidad o, para ser más condescendientes, inexperiencia. Si los primeros vaciaron las arcas del club donostiarra y han quedado marcados para siempre por su realismo dañino por interesado, sus herederos (varios de ellos ex futbolistas) empezaron mal al encubrirles en lugar de denunciarles cuando y como debieron y se equivocaron en confiar a Bakero un proyecto que le ha venido enorme. Primero como director deportivo, puesto al que José Mari se vendió (cuando el elegido y prácticamente apalabrado era Xabier Azkargorta) con la única intención de cargarse a Amorrortu, sacrificar a Gonzalo Arconada y acabar poniéndose a sí mismo como entrenador. Sus fichajes han sido un despropósito, su regreso a Zubieta ha sido contraproducente para el trabajo de cantera, la plantilla y el simulacro de equipo que le ha dejado a su sucesor (Lotina) son lamentables... Y después como entrenador, donde Bakero ha demostrado que una cosa es haber sido un gran y exitoso futbolista y otra pretender ser un gran y exitoso entrenador a costa de jugarse a los chinos el futuro de un equipo y de un club en claro peligro de descenso por su insensatez e irresponsabilidad y las de quienes le ficharon.
Arsene Wenger suele decir que la vida media de un técnico es un año y siete días. Pues en menos de este tiempo la Real suma cuatro entrenadores. Basta este dato para entender por qué la Real está como está. Entre todos la están empujando, hundiendo y, salvo milagro, ella solita descenderá. El fichaje de Lotina (al que hay que animarle y ayudarle pues ya de salida lo tiene complicado) me suena a una medida analgésica más que curativa. En Anoeta han buscado un técnico incuestionable más que al técnico idóneo. Vendieron que Lotina tenía experiencia en este tipo de situaciones, pero el mismo Miguel Ángel les desmontó el argumento al reconocer en su presentación que nunca había cogido un equipo en estas circunstancias. ¡Glup! A la hora de tomar decisiones la mayoría de los dirigentes, y los de la Real no son precisamente la excepción, piensan más en ellos que en la institución a la que representan y gestionan. Lotina lo tiene muy difícil para sacar el equipo adelante y si no lo logra puede que sea sacrificado (no duden que lo será), aunque, eso sí, quienes van a cargar con el mochuelo serán quienes en lugar de confiar en gente que sabe, prefieren rodearse de nombres en los que parapetarse. Vamos, que la Real les importa lo que les importa. Más bien poco.*Donostiarra noble y tenaz
Enrique Marín y yo fuimos compañeros diez años en Marca. Él salió del periódico un día antes que yo. Era redactor jefe y a las pocas semanas le fichó el As también de redactor jefe. Como seguidor y enorme conocedor de la Real Sociedad le he pedido esta colaboración para que nos ponga luz al pésimo momento que vive uno de los históricos de nuestro fútbol. Enrique Marín es un donostiarra noble, tenaz y tozudo, un gran peridiodista, amante del buen gusto en el fútbol y en la vida y un buen amigo mío. ¡Gracias Quique!
Escrito por Matallanas | 2:28 p. m. | Enlace permanente