¿OS SUENA? Por Alfredo Duro
ELECCIONES SIN MIEDO
Por Alfredo Duro
Vive el Madrid golpeado por una vergonzosa mancha que es consecuencia del proceso electoral más escandaloso que uno recuerda. Han pasado varios meses y sólo podemos estar de acuerdo en el estado de sospecha y desconfianza permanente en el que transcurre la vida diaria del club. Días que, como ayer, ofrecen un escenario dantesco en la sucesión de escenas que te llevan al sonrojo y el bochorno: cuatro ex directores generales llamados a declarar en el juzgado de lo social por el despido de un empleado que el mismo club reconoce como improcedente; el Tribunal Superior de Justicia de Madrid emitiendo una nota pública en la que se lamenta del uso interesado que la junta directiva hace de un comunicado informativo sobre la situación judicial del voto por correo; un candidato que convoca una rueda de prensa para arrogarse la condición de presidente futuro sacando partido de la torpeza del club en el empleo de la mencionada nota del TSJM; el propio presidente del Real Madrid ofrece al mismo tiempo una vaga y frágil suma de excusas para justificar lo injustificable y aprovecha para llamar buitres y carroñeros a los que le quieren mover la silla y, por si fuera poco, la Junta Electoral se desdice de la decisión adoptada días atrás y admite el recurso interpuesto a título personal por Fernández Tapias para que éste pueda ostentar la representatividad de la candidatura que en las elecciones encabezó Juan Palacios. ¿Creen que es todo? ¡Qué ingenuos! Todavía el día nos reserva un rumor que nos conduce a pensar que por la noche puede ocurrir algo gordo. Y así es porque en los micrófonos de la COPE nos dan detalles del reducido número de socios que, a diferencia de las fuentes oficiales del club, se han personado en la causa civil como acusación particular y encima explican que lo han hecho por la iniciativa y la cobertura que empleados del Real Madrid les han aportado. ¡ Y todo el mismo día! Leo lo que acabo de escribir, repaso mentalmente los hechos, compruebo que se corresponden con la realidad y, sencillamente, no me lo creo. Pero es verdad. Toda la verdad y nada más que la verdad. Lo juro.
Comprobar a estas alturas que los tribunales de justicia son lo que marcan la toma de decisiones en el Real Madrid no es sino la constatación definitiva que el modelo de gestión y representatividad que se propone a los socios a través de los Estatutos del Club es una burla a la confianza que éstos mismos socios depositan en los mecanismos que rigen el club. Una mínima revisión de las conductas y las actuaciones que el Madrid ha generado en las elecciones a la presidencia durante los últimos treinta años, sólo puede llevar a concluir en el agotamiento y la incapacidad del sistema para favorecer a la mayoría. Entre otras cosas por la desmedida ambición de aquellos que en el más puro estilo de los antiguos caballeros feudales no reparan en gastos ni influencias para arrojar todo su poder sobre el sillón presidencial … y todo lo que representa.
La eventualidad que los procedimientos judiciales (uno civil en el juzgado 47 y otro penal en el 25) otorgan al actual presidente, y las disputas que distintos sectores del madridismo siguen manteniendo en la reclamación de los derechos que cada parte interpreta tienen que parar. Tirando del tópico más popular, y nunca mejor empleado que en esta ocasión, el Real Madrid no se merece esta situación. Más que ninguna otra institución deportiva del mundo, el Madrid es depositario de las pasiones, admiración y valores más celebrados que jamás se hayan concentrado en torno a un club de fútbol. Preservar ese ejemplo depende del esfuerzo que todos aquellos que de una u otra forma están implicados pongan en la necesidad de limpiar la imagen del club y admitir la convocatoria de elecciones como única salida válida y creíble. Sí señores, elecciones anticipadas para salir de éste desangramiento social que es igual de dañino que innecesario. Elecciones limpias, sin tramposos de guante blanco ni trileros del voto por correo. Sin ricachones despechados y sin conciencia. Sin parques de atracciones, ni discotecas, ni conciertos de música. Sin guardaespaldas de la amenaza y la coacción. Sin tanto militante de la gilipollez y el glamour edulcorante. Sin miedo a acudir a las urnas y depositar un voto propio que sólo pertenece a quien libremente ejerce su derecho. Elecciones para demostrar que la grandeza pertenece a quien la busca y que el Madrid, otra vez, quiere encontrarla.
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 11:47 p. m. | Enlace permanente