El submarino nació en el siglo XXI (Por Antonio Sanz)
el rincón de judas. artículo publicado en público el 4 de mayo de 2008
Por Antonio Sanz
La aparición del submarino en la vida de mis coetáneos nos arrastra a la colección de novelas de Julio Verne. ¡Quién no se emocionó soñando ocupar un sitio en el ‘Nautilus’! Luego vendría la historia y las lecciones patrias sobre el invento de Isaac Peral. Más adelante llegaría el cine para ilustrarnos con las hazañas de los japoneses y de sus progresos con el buque capaz de navegar bajo el agua. Más tarde tarareamos el de color amarillo de los Beatles. ¿Y quién no se enganchó al capitán Ramius en ‘La caza del Octubre Rojo’? Ahora nos asombra que otro submarino, éste con sede en el norte de la costa levantina, anule sin previo aviso la fiesta del Real Madrid. Vamos que con todo preparado, peluquería y estilismo incluidos, los chicos de la Plana Baja osaron aplazar el alirón del todopoderoso. Son ellos un equipo modesto y moderno, pero con dosis de ambición para seguir creciendo y aspirar a pelear por la Liga. Se han convertido en alternativa al poder blanco.
Con esta premisa, el Villarreal ha logrado, en ocho años, arrinconar al titular de la provincia, arañar distancia al grande de la región, codearse con el poderoso del Mediterráneo y colarse en los saraos del grandilocuente del fútbol nacional. La llegada de Fernando Roig y su equipo, una década tiene la culpa, ha transformado un club que parecía un experimento en un equipo experimentado. Su salud es de hierro, encontrando la prevención necesaria para curar cualquier virus que presente. No admite ni secuelas ni contraindicaciones. Por eso, nadie recuerda a Riquelme, nadie lamenta la irrupción del dinero de Miguel Ángel Gil para llevarse a Forlán y nadie se tambalea cuando Ayala, un fichaje firmado seis meses antes, decide dejar huérfano el puesto para emigrar a Zaragoza por más dinero. Y paradojas de este negocio: viven sin secretario técnico o figura similar que se conozca. Son Roig y Llaneza. Llaneza y Roig. También aporta el hijo de Roig y algún discreto apasionado, más comprometido con el proyecto que con la fama, que no asoma la chistera y reserva su talento para no fallar en los fichajes. Lejos quedan los tiempos cuando dudaban entre Rumanía -Craioveanu o Galca- y Argentina -Palermo o Schelotto-. Lejana es también la apuesta por los nacionales veteranos -Amor o Farinós-, los esperables -Víctor o Guayre- o la cesión como formación -Albelda o Palop-. Por eso llegaron las apuestas seguras para hacer caja -Reina o Belletti-, la mezcla para dulcificar el paladar -Pires o Nihat-, la fortaleza del espíritu joven para sostener el futuro -Cani o Cazorla- y el equilibrio de veteranía necesario -Senna o Capdevila- . Incluso, se permiten el riesgo -Matías o Rossi- encontrando hueco para la cantera -Bruno o Juan Carlos-. Continuar con el mismo inquilino en el banquillo es otra razón para embriagarse de éxito: tres entrenadores -Víctor Muñoz, Floro y Pellegrini- y el mismo interino -Paquito siempre a la espera- en ocho temporadas. Por eso, cuando Riquelme pidió más vacaciones, cambiar los traslados del grupo o entrenarse a su manera, Pellegrini no titubeó, Llaneza tiró de presteza para encontrar el relevo y Roig negoció con habilidad el traspaso para no reforzar al enemigo. Todos son necesarios y todos son prescindibles. Es la norma de la casa. El que no lo tenga claro que vaya haciendo las maletas.
Escrito por Matallanas | 4:30 p. m. | Enlace permanente