El rincón de judas. artículo publicado en público el 27 de abril de 2008

Por Antonio Sanz

Le usurpo a Revolver, bueno a Goñi, el título. Por ser valenciano. Por vivir borracho tan ebrio de amor por un color. Por trasladarnos el sentido de sentirse feliz con la idea. Al final aceptamos un único espectador de la crisis que se vive en Valencia. Cuando el autor escribió aquella canción, no esperó la llegada del último tren. Ni aguardó la celebración de la última fiesta que mi amigo Ricote montó antes de que se parase el tiempo para nuestro Conde de Pontones. Además, esa calle nos derrotó por no encontrar una explicación para su final. Vaya traca la que se viste de naranja. Vaya atmósfera la que habla de la lluvia valenciana. Dicen que las estatuas se maman como el creador. Por eso, mientras el disfraz mantiene el gesto, nadie se atreve a considerar la mentira y a distinguir las verdades que han marcado la temporada en Mestalla. Unas aturden el movimiento de montaña rusa constante. Otras, cierran la partitura y oscurecen el sonido de la guitarra. Los más discuten la Copa que atraparon sin querer en el Calderón. Hablan de fuegos artificiales. Se trataba de abrasar a Koeman. Nadie respetó las decisiones del tulipán. Nunca, alguien tan ‘orange’, estuvo tan lejos de Valencia. Muy pocos tuvieron al llegar la fecha de caducidad impuesta como la tenía el holandés.

Se han cargado todo. Han destruido lo más preciado: la unión que da el murciélago del escudo. Han empezando por la estructura personal de Soler. Antes cayó Quique con nocturnidad. Desprestigiaron a Baraja y arrinconaron a Marchena. Sentenciaron a quien dio la cara, Ruiz. Sí, al mismo a quien otorgaron el poder de decidir una puesto que requiere algo más que improvisación. Daba igual. Se trataba de mantener ritmo en el almanaque, posición en el campo y discreción en el banco. ¿Quién sigue malgastando el dinero de la entidad? Porque el dineral de las indemnizaciones se mantiene opaco en gran parte de las voces de los portavoces que trasladaron la ira a la ciudad. Que más da. Existen movimientos que delatan a quienes han acudido más a los medios que al propio vestuario y que se mostraban como oposición del dueño. Koeman se limitó a tirar de la manta, a obedecer y a equivocarse con unas pobres decisiones. El transito lo lleva en la billetera con el finiquito. Los recuperados por Voro han sufrido su extraña soledad en ‘silencio’. Por eso, el líder del grupo, Albelda, se sintió tan próximo al único espectador que dibujó Goñi. Por eso, los que siguen fuera, mantienen el disfraz interior que se ocupa de recomponer el club con el fichaje de Luis Aragonés. Sí, el seleccionador cuenta con el respaldo de demasiada gente en Valencia comenzaron por un veterano y leal amigo, Pedro Cortés. ¿Se atreverán? Entre tanto, les venden a Marcelino, a Emery, a no sé quien más… Una tarde me contó un entrenador valenciano que la entidad es tan difícil como tratar de acertar con el pan en un almuerzo. Albelda ha pasado su informe, mientras trata de convence a muchos que Luis es el idóneo para enderezar un rumbo que esquiva la victoria de un título que las reglas del fútbol hablaron de la incapacidad de explicarnos cómo sobrevivir ante tanto desatino. Gracias Revolver. Pero que nadie utilice el cargador. Siempre hay tiempo para el éxito. Apuesten por un sabio que cambiaría su domicilio de Hortaleza.